El manuscrito del primer libro de Cela está localizado y saldrá como facsímil

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Dedicatoria a Gerardo Diego en una página del manuscrito
Dedicatoria a Gerardo Diego en una página del manuscrito

El documento pertenece a la hija de Carlos Fernando Maristany, el editor de la obra, a quien el escritor se lo regaló

31 jul 2022 . Actualizado a las 15:41 h.

La Fundación Camilo José Cela conserva en su sede, en Iria Flavia (Padrón), los manuscritos de todos los libros principales del premio nobel. De todos, menos uno. Falta el de Pisando la dudosa luz del día. Poemas de una adolescencia cruel (Ediciones del Zodiaco, 1945), el primer libro del autor escrito en el otoño de 1936, en pleno estallido de la guerra civil, por lo que no vería la luz hasta nueve años después.

En el 2008, el catedrático de Literatura Española Adolfo Sotelo Vázquez, de raíces ourensanas, publicó, junto a la profesora Marta Cristina, una edición filológica de la obra. Ahí se percató de que entre los numerosos originales que guarda la fundación —de la que es patrono— no figuraba ese. Sotelo, director de la Cátedra Camilo José Cela y autor de muchas de las principales investigaciones sobre la figura del escritor, no ha parado de buscarlo desde entonces. Y al fin ha dado con él. Lo tiene María Isabel Maristany, la hija de Carlos Fernando Maristany, el editor de la obra a quien Cela se lo regaló, tal como consta en la correspondencia entre ambos, que está siendo objeto de una tesis doctoral. «Ahí va mi original firmado para ti, cada cual tiene sus cosas y si a ti te gusta ese montón de papeles pacientemente copiados a máquina, ¿a quién mejor se lo podría regalar», escribe el nobel en la carta que le escribe a Maristany el 6 de diciembre de 1944. Una de las muchas que intercambiaron por aquellas fechas, cuando aún no se conocían en persona y estaban tratando la publicación del poemario.

El documento, del que está prevista la publicación de un facsímil, es en realidad un cuaderno de 17 x 21 centímetros, de formato apaisado donde se reúnen los textos a máquina de doce poemas, de los que en la primera edición se suprimió, por decisión preventiva de Cela ante la censura, Anuncio de una declaración de amor, poema que únicamente se publicó como pliego suelto en cuatro de los 450 primeros ejemplares. Las páginas, al margen de las composiciones de aquel joven Cela, muy influenciado por Pablo Neruda y que aspiraba a ser poeta, mientras estudiaba Medicina en Madrid y asistía de forma clandestina a las clases de Literatura de Pedro Salinas, contienen numerosas anotaciones de su puño y letra. Entre ellas hay correcciones, dedicatorias y en algunos casos variante del texto.

Cela escribió el libro, o más bien los poemas que luego dieron lugar a él, en 1936. Se sabe, como explica Adolfo Sotelo, porque lo revela la correspondencia que sostenía con su amiga Lolita Franco, futura esposa de Julián Marías. Aunque no vio la luz hasta 1945, en 1938 salió publicado en Argentina el fragmento final del poema más importante del libro, Himno a la muerte. El escritor preparó el manuscrito en 1939 y circuló entre algunos amigos, caso de Carlos Martínez Barbeito, quien dice haberlo leído en la primavera de 1940. Finalmente, a lo largo de 1944 fue tomando forma el libro que publicó Ediciones del Zodíaco, dirigida por Maristany. La misma editorial que quería editar La colmena en 1946, pero no pudo hacerlo porque la censura se lo prohibió.

«Este hallazgo supone completar el conocimiento de la serie de manuscritos celianos que revelan su meticuloso trabajo de creador y recreador de sus textos, desde muy joven», dice Sotelo.

«Era un gran estratega, un escritor que pugnaba siempre por defender su oficio»

Adolfo Sotelo Vázquez es catedrático de Literatura Española y director de la Cátedra Camilo José Cela en la universidad del mismo nombre.

—¿Qué características tiene el manuscrito?

—Se trata de un cuaderno de 17x21 cm., de formato apaisado donde se reúnen los textos a máquina de doce poemas, de los que la edición prínceps suprimió, por decisión preventiva de Cela, Anuncio de una declaración de amor. A mano y a máquina se conservan el prólogo de Cela y una nota inicial. En el manuscrito se aprecian notables correcciones y algunas supresiones. El tanteo de las dedicatorias de los poemas es muy significativo.

—¿Las dedicatorias responden a relaciones personales o son muestras de admiración por personajes relevantes del momento?

—Negar que algunas se deben a relaciones personales sería equivocado. Ahora bien, Cela era un gran estratega, un escritor que pugnaba siempre por defender su oficio y sus horizontes. El prólogo que le pidió a Leopoldo Panero para Pisando la dudosa luz del día tiene que ver con el papel relevante que Panero tenía en la censura (fue el tolerante censor civil de La colmena). La dedicatoria a Gregorio Marañón abre una relación que se materializará en el prólogo que el doctor antepone a la cuarta edición de La familia de Pascual Duarte y que culminará en la decisiva participación de Marañón en el ingreso de Cela en la Real Academia en 1957. La dedicatoria a Eugenio d’Ors le facilitará su relación con el intelectual que trazaba los más importantes designios artísticos en los comienzos de la dictadura y que tanto gustó del Viaje a la Alcarria (1948).

—¿La propietaria del manuscrito sabía de su valor documental y literario?

—La señora María Isabel Maristany, hija del editor, ha sido muy amable conmigo a lo largo de ya varios años y naturalmente sabe del significado del manuscrito que Cela regaló a su padre el 6 de diciembre de 1944, según consta de puño y letra del premio nobel.