Banderas apuesta por los musicales en español de la mano del legendario Lloyd Webber

Iker Cortés MADRID / COLPISA

CULTURA

El compositor Andrew Lloyd Webber y el actor Antonio Banderas posan en Madrid ante el hotel Mandarín Oriental Ritz durante la presentación del proyecto.
El compositor Andrew Lloyd Webber y el actor Antonio Banderas posan en Madrid ante el hotel Mandarín Oriental Ritz durante la presentación del proyecto. Gustavo Valiente | Europa Press

Crean Amigos Para Siempre (APS), donde producirán nuevas adaptaciones de las obras del músico británico dirigidas al mercado hispanohablante

27 jun 2022 . Actualizado a las 22:30 h.

«Estamos naciendo. Estamos cortando el cordón umbilical», decía entre risas Antonio Banderas (Málaga, 61 años). Se excusaba así el actor por no desvelar la ruta y el calendario que seguirá Amigos Para Siempre (APS), la nueva empresa que en la mañana del lunes, en Madrid, presentaron el andaluz y el legendario compositor de musicales Andrew Lloyd Webber (Londres, 74 años), a través de la cual se han propuesto insuflar vida al teatro musical en el mercado hispanohablante con las obras del británico.

Cuenta Banderas que el primer contacto con el compositor para la gestación de esta nueva empresa lo tuvo mientras rodaba la quinta entrega de Indiana Jones en Londres. Lo llamó para ir a cenar y al intérprete no le extrañó lo más mínimo porque les une una gran amistad desde que participó en Evita.

A medida que iban apurando los platos, se dio cuenta de que el autor de clásicos como Cats o Sunset Boulevard estaba interesado en algo más que compartir mesa con un viejo amigo. «Me quería comentar la posibilidad de unir fuerzas en pos de la producción y del desarrollo del teatro musical en nuestro idioma», explica Banderas.

De esta forma, Really Useful Group, compañía fundada por el músico, cederá a la nueva empresa conjunta los derechos escénicos de las versiones en español de los clásicos del compositor, entre los que se encuentran El fantasma de de la ópera, Sunset Boulevard, Starlight Express, Jesucristo Superstar, Evita, Cenicienta o School of Rock.

Nace APS, que toma como nombre la canción homónima que Lloyd Webber compuso para los Juegos Olímicos de Barcelona, con la intención de no quedarse únicamente en territorio español y traspasar fronteras llevando montajes al mercado hispanoamericano e incluso a aquellos lugares de Estados Unidos donde la comunidad de hispanohablantes sea importante.

Todo ello, dicen los dos, «con los parámetros de calidad» de lugares como el West End de Londres o el Broadway de Nueva York, es decir, «buscando la excelencia». No en vano, es la meta que el actor se propuso conquistar cuando se puso a los mandos del teatro Soho de Málaga, donde Lloyd Webber asistió a una representación de Company que le maravilló. «Esto no garantiza el éxito, pero esa es una de las grandezas y miserias de nuestra profesión», comenta divertido el actor.

Por eso la empresa contará con nuevas traducciones y adaptaciones de las obras del compositor británico. «Me he encontrado con algunas que no son muy buenas y queremos ver la posibilidad de volver a traducir algunas obras antiguas y dar la oportunidad a los letristas de hacer una buena traducción desde el guion con las obras nuevas», explica Lloyd Webber.

En este sentido, Banderas ha hecho mucho hincapié en que los textos se adaptarán a los acentos y las modalidades del español de los distintos países para que las obras «lleguen emocionalmente a todos los espectadores como tienen que llegar».

Y aunque aún no hay nada decidido, el malagueño ya ha puesto el nombre de Roser Batalla, responsable de las traducciones de A Chorus Line y Company sobre la mesa como futura letrista: «Trabaja con mucho respeto a la obra e incluso trata de jugar con los mismos sonidos en cuanto a las rimas. Es muy posible que se encargue de las adaptaciones al castellano». A su lado, Lloyd Webber ha entonado el mea culpa: «Creo que no hemos cuidado tanto al público español como deberíamos y queremos llevarles la excelencia».

No han contado mucho más pero es que el propio Banderas reconoce que los caminos que se abren ahora ante ambos son casi infinitos. En verano, se reunirán para ver la posibilidad de lanzamiento de uno o dos montajes y ver qué tipo de teatros serían adecuados para ellos. No se cierran a espacios alternativos, como las black box o cajas negras, en las que el público se sitúa alrededor de la escena.

«Es importante quitarle al teatro ese sabor rancio», apunta un Banderas que se abre a la posibilidad de actuar en alguno de estos montajes -«aunque ahora como Che Guevara en Evita me veo un pelín mayor», comenta entre risas- y sobre todo dirigir. «Me interesa mucho y quiero proponerle algo en torno a Song and Dance, que fue la primera obra que vi en Nueva York en el 85», señala.

De hecho, la empresa se abre no solo a llevar por el mundo «ocho o nueve» obras de Lloyd Webber, sino a la posibilidad de contar con producciones de otros compositores, incluso españoles, «que tienen dificultades para estrenar en otros países».

Un teatro que se revitaliza

Y aunque asegura que no da el cine por perdido, sí tiene claro que «la forma de verlo ha cambiado». Ha puesto como ejemplo Competencia oficial, una película que, a su juicio hace seis o siete años, hubiera hecho ocho o nueve millones de euros y ahora apenas ha llegado al millón.

«La gente sabe que va a estar en Netflix en muy poco tiempo y se espera. Es una pena, pero se está diluyendo esa experiencia de compartir una película en una sala oscura rodeado de desconocidos. El cine se va a quedar para los románticos y las películas que levantan mucha expectación».

En cambio, el teatro, dice, «esa persona contando o cantando una historia a otro grupo de personas, revive como un hecho incambiable», ajeno a los cambios en el cine, en las plataformas y las revoluciones tecnológicas. Eso hace que «el hecho teatral se revalorice porque tiene algo de verdad que hace que, curiosamente, en tiempos de crisis los teatros se llenen más que se vacíen».

Y siempre cabe la posibilidad de que una adaptación al cine sea horrible. Es lo que le ocurrió al propio Lloyd Webber que confiesa que la última adaptación de Cats a la gran pantalla le horrorizó. «La odio. Me compré un perro», afirmó provocando la carcajada de los periodistas.

El compositor ha contado una anécdota y es que en una aerolínea americana dejan subir con perros a la cabina si el pasajero tiene ansiedad a viajar en avión y trae un justificante médico. Cuenta Lloyd Webber que él solicitó viajar con perro y como motivo puso que acababa de ver la película de Cats. «Si es por eso, puede subir con el perro sin justificante médico», dice que le contestaron.

Una escuela técnica en Málaga

Antonio Banderas ha aprovechado su visita a Madrid para contar que desde el Teatro Soho tienen pensado abrir una escuela de técnicos en Málaga. «Hay mucho paro en el país y sin embargo es increíblemente difícil encontrar técnicos de sonido, diseñadores de luz, escenógrafos, diseñadores de vestuario, maquilladores, peluqueros, gestores o productores», se lamenta. Y va más allá: «Solamente en Málaga hay 1.200 alumnos y todos quieren ser actores, cantantes o bailarines, pero alguien tiene que decirles que eso no va a ser posible, que no hay espacio para todos ellos. La buena noticia es que necesitamos personal en todas esas disciplinas. Vamos a atraer un tráfico de talento enorme».

Para ello, el malagueño ha adquirido unas naves techadas de 8.000 metros cuadrados donde va a haber «dos cajas negras, muchos lugares de ensayo y entrenamiento, un teatro enorme donde aspiramos a tener 2.000 localidades para conciertos de nuestra orquesta sinfónica y otras cosas, y un edificio con aulas».