Henry Kamen: «La leyenda negra es un invento, una ficción nacionalista y xenófoba»

CULTURA

Henry Kamen, historiador
Henry Kamen, historiador cedida

El investigador resalta que España siempre ha tenido aliados que la han defendido

26 jun 2022 . Actualizado a las 10:29 h.

Cada nuevo libro de Henry Kamen (Rangún, 1936) genera discusión y polémica. Tras el polémico La invención de España (2020), no va a ser menos Defendiendo España. Verdades y leyendas de muestra historia (Espasa). El historiador británico y reputado hispanista desmonta lo que considera una leyenda: el supuesto odio de los extranjeros hacia España.

—¿Por qué nació, se difundió y aún subsiste la leyenda de que los extranjeros odian a España?

—Por la ignorancia de un puñado de periodistas y escritores de inicios del siglo XX que quisieron expresar su rechazo a la influencia de los extranjeros y enfatizar el nacionalismo castellano. En sus escritos, sin evidencia histórica alguna, hablaron del odio de los extranjeros a España y los españoles, idea que obtuvo la aprobación oficial del franquismo y que aún subsiste, pero que los historiadores actuales rechazan. Al contrario, España siempre ha tenido aliados que la han defendido, tanto en la guerra como en la paz, soldados que combatieron con sus ejércitos, exploradores como Colón y Magallanes, diplomáticos, financieros, artistas, poetas, intelectuales y viajeros que admiraban su cultura y sus costumbres.

—Usted considera que la leyenda negra es un invento.

—Sí. No me gusta la expresión leyenda negra, nadie sabe qué es, qué quiere decir. Para su inventor, Julián Juderías, autor de La leyenda negra y la verdad histórica (1914), era la esencia de esa actitud de los extranjeros que odian a España y los españoles, una tontería total que demuestra su absoluta ignorancia de la historia de España. No hay base para seguir malgastando el tiempo hablando de algo que no tiene fundamento histórico. Es un invento que nunca existió hasta que él lo creó, una ficción nacionalista y xenófoba.

—Pero hay una corriente actual que está resucitando la leyenda negra para reivindicar a España.

—Es absurdo. Los que escriben esos libros no son historiadores. ¿Tantos siglos de amistad entre España y los franceses, los holandeses, los ingleses, los alemanes, no han existido? Mi libro subraya que la base de la actuación internacional de España fue siempre la amistad con otros países.

—Dice que los principales críticos de España han sido los españoles.

—Son críticas que tienen su origen en los conflictos políticos de inicios del XIX. Tras las guerras napoleónicas, los liberales lanzaron ataques contra toda la herencia clásica de España, aspectos que ahora un historiador no aceptaría; por ejemplo, presentar a Felipe II como un ogro, un rey malévolo que arruinó a España, etcétera.

—¿Los españoles desconocemos nuestro pasado?

—Todos los países sufrimos de una cierta ignorancia de nuestra herencia histórica. Los españoles, como en otros países, siempre tendrán diferentes opiniones, y eso es saludable, pero no lo es basarlas en la ignorancia de lo que sucedió en el pasado. A veces en España hay tendencia a exagerar mitos para dar más importancia al significado cultural del país, como el papel de la reina Isabel la Católica. Pero también existe en otros países, y casi peor, en Francia, por ejemplo, el mito de Juana de Arco es un invento del siglo XIX para cambiar la opinión de los franceses sobre la percepción de su historia.

—Cuestiona que España fuera una nación con los Reyes Católicos.

—A lo mejor aún no lo es [sonríe]. La palabra no tiene exactitud científica, significa mil cosas. Todo el mundo sabe que esa palabra puede significar lo que se quiera.

—Políticos como Rajoy o Casado mantienen que España es la nación más vieja de Europa.

—Cuando los políticos juegan con la palabra nación, como los nacionalistas en Cataluña, tienen la intención de dar más sentido a la sensación de pertenecer a una comunidad. Otros políticos juegan con la palabra nación porque quieren satisfacer a sus votantes, por ejemplo, usan la expresión nación de naciones, una buena frase pero que no tiene sentido.

—Defiende que no se puede hablar de conquista de América.

—No se puede hablar de conquista porque ningún país europeo tenía los recursos para conquistar. España en su historia imperial no conquistó ningún otro país, no tenemos evidencia de la ocupación de ningún territorio. No hizo guerras de ocupación contra otros países, como Rusia en Ucrania. En el caso de España en América fue una ocupación de trozos de territorio, sin conquista, sin fuerzas militares. Las únicas guerras que hubo fueron de españoles contra españoles, las guerras civiles del Perú. No había suficientes españoles para conquistar.

—El papel decisivo lo tuvieron los propios indígenas.

—Es el caso de todos los países imperiales. España dependía totalmente del apoyo de las tribus indias para establecer su control sobre sectores de la economía y la gobernación. Es la historia clásica de todos los imperialismos. Lo importante es cultivar alianzas para poder dominar el territorio.

—Sí hubo matanzas...

—Sí. En todos los imperios hay matanzas, los españoles, los británicos, los franceses, los holandeses, los alemanes. Matar parece ser una técnica que los europeos practicaron en todas partes. España no sería una excepción.

—En la guerra de independencia de 1808 contra los franceses hubo una guerra civil entre españoles.

—La unidad del pueblo español contra los franceses es un mito. Una parte de la guerra salvaje fue de unos españoles contra otros, de conservadores contra liberales, con muchísimos muertos. Y España no logró ninguna independencia. Los franceses eran los opresores, pero también hubo intelectuales, poetas y escritores franceses que se enamoraron de España, al igual que ingleses, y eso es muy desconocido. Ese contacto de ingleses, franceses y españoles contribuyó más que nada a la voluntad de defender a España.

«España nunca ha sido monárquica»

Henry Kamen no quiere opinar sobre Juan Carlos I, pero asegura que «España nunca ha sido monárquica; después del siglo XVI los españoles siempre han tenido dudas sobre la monarquía». En el XIX, añade, «los enemigos más fuertes de la monarquía como institución eran los progresistas». Señala que, «de todos los países europeos, España era el que más rechazaba su propia monarquía en el siglo XIX y me parece que todavía no ha salido de esa actitud». Concluye así que «esperar o reclamar fidelidad de parte de los españoles hacia la monarquía es pedir casi lo imposible».

—¿Cree usted que los españoles oscilan entre un pesimismo y un chovinismo exagerados?

—Es lógico que sea así, pues es precisamente porque unos tienen una visión pesimista que otros exageran los logros del país. Esa tendencia se observa ahora mismo en España y en todos sitios. En Gran Bretaña, pese a los problemas que tienen, no dejan de estar orgullosos de una cierta visión de grandeza del pasado de su país.

—¿Cuál sería el gran éxito de la historia de España?

—No sé si el mayor, pero un éxito muy importante es la difusión de la cultura española. A partir sobre todo del siglo XIX, franceses, italianos e ingleses hicieron más caso de los logros artísticos y culturales de España.