Élmer Mendoza: «López Obrador es un desastre, sus ataques a España son una distracción»

CULTURA

El narrador mexicano Élmer Mendoza (Culiacán, 1949).
El narrador mexicano Élmer Mendoza (Culiacán, 1949). Janeth Gómez

El novelista, que es el máximo representante de la narcoliteratura mexicana, publica nueva novela, «Ella entró por la ventana del baño»

19 jun 2022 . Actualizado a las 09:16 h.

Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, máximo exponente de la llamada narcoliteratura, Élmer Mendoza (Culiacán, Sinaloa, 1949) publica la sexta novela de su serie protagonizada por el detective El Zurdo Mendieta, Ella entró por la ventana del baño (Alfaguara), en la que se enfrenta a Sebastián Salcido, alias el Siciliano, jefe de un despiadado grupo de exmilitares dedicados al narcotráfico. El autor, feroz crítico del presidente Andrés Manuel López Obrador, habla desde su casa en Culiacán.

—Esta novela surge de una canción de The Beatles, «She Came In Through The Bathroom Window», que le da título.

—Sí, es que esa canción es una novela, solo que de dos minutos y 16 segundos. Pensé que ahí había una novela y yo la tenía que escribir. Así nació la idea y ya fue cuestión de encontrar los otros elementos para construirla.

—En el libro dibuja un panorama desolador: corrupción, narcotráfico, violencia exacerbada...

—Tiene que ver con nuestra realidad, es una llamada a no acostumbrarnos, a decir que las cosas no están funcionando y quizá podamos hacer algo. Tener cuidado cuando votamos y el valor de exigir que se apliquen las leyes, se detenga a los delincuentes y funcione la justicia. Pero este Gobierno empezó mal al ofrecer abrazos y no balazos.

—Culiacán y el norte de México tienen características muy específicas en cuanto al narcotráfico.

—El narcotráfico industrial a gran escala nació en Sinaloa en lo años 50, en contubernio con el Gobierno. Nunca ha sido un problema, aunque es una actividad peligrosa. Cuando se decía que había una guerra contra el narco, preguntaba a cuánto está la bolsa de cocaína en Phoenix y me respondían que valía lo mismo. Lo que quería decir que el tráfico no se había visto afectado.

—¿Qué es la narcoliteratura?

—Es un registro contemporáneo que trata con toda frialdad el tema del narco e intenta no ser romántico. Puede ser desde el punto de vista de la ley o de los delincuentes. Es una literatura dura, muy negra. Mis novelas se han convertido en un instrumento social para evaluar mi país, y eso no me disgusta nada, aunque nunca fue mi intención. Siempre he dicho que me interesa escribir mejor que Joyce, en lo que tiene que ver con las formas, porque estoy rodeado de una temática seductora y no pienso escapar de ella.

—¿Los gobernantes leen sus novelas y, si es así, les pueden llevar a actuar?

—Entre los diputados y senadores, quizá haya alguno, pero entre los miembros del Gobierno lo dudo mucho, y el presidente López Obrador menos. Él tiene otro país en la cabeza, muy distinto al que somos, solo ve a los acarreados que le llevan, porque los que están sufriendo todo lo que significa esta época, la pandemia, el desempleo, la inseguridad, no asisten a sus reuniones, no los dejan pasar.

—¿Cómo valora a López Obrador?

—Es un desastre, una vergüenza para nuestro país, no merece ser nuestro presidente, muy belicoso, antidemocrático, que ha mentido más de 60.000 veces, según el último registro, de hace ocho meses. No ha sabido dirigir un país muy complejo, de 130 millones de habitantes, 50 millones de pobres: la pandemia ha disparado el desempleo, muchísima gente ha perdido la esperanza y solo le queda la delincuencia. No hizo nada porque lo que le interesa es hablar, hablar y hablar.

—¿Qué piensa de sus reiterados ataques a España, a quien exige que pida perdón por la conquista, y a las empresas españolas, a las que acusa de robar a México?

—Esos ataques son una distracción para el problema que tiene por la denuncia de que su hijo vive como millonario cuando él pregona la austeridad y el apretarse el cinturón. El presidente se hunde cada día y ha sacado lo de España como una distracción. No sabemos si reír o llorar porque es una actitud de lo más tonta y retrasada. Nos preguntamos qué le harían los españoles a su abuelo, que era español. Yo quiero mucho a España, estudié literatura española y además nos legaron el lenguaje, somos hijos de Cervantes. Soy Mendoza, uno de los apellidos viejos de España. Entre España y México hay una relación muy intensa.

—El asesinato de periodistas mexicanos es terrible.

—Hoy es una profesión de altísimo riesgo en México. Muchos periodistas creían que con este Gobierno iban a tener mayor protección, pero no es así. En lo que va del 2022 ya van once asesinados y, mientras, el Gobierno dice que hay que hacer una pausa con España. Los que han matado eran periodistas muy claros, muy comprometidos con la profesión y con decir lo que está pasando realmente en este país. Que nos diga el presidente por qué no protege a los periodistas.

—Sigue los tres principios que Louis Armstrong aplicaba a la música. ¿Cuáles son?

—Armstrong decía que para hacer buena música, y yo lo aplico a mi oficio, lo primero era tener un buen instrumento. Lo segundo, aprender todas las técnicas, por eso los novelistas somos lectores compulsivos, para hallar algún recurso que podamos usar e intercambiarlo con otros autores. Yo digo a mis alumnos que no lograrán escribir una buena novela si antes no han leído 500. Lo tercero es que hay que escribir con el alma. He descubierto que si escribes desde dentro de ti, eres sincero, no quieres hacer trampas y haces lo que te interesa, te sale mejor la novela. Y los lectores lo perciben. Si sale de mi corazón llegará al corazón de mis lectores.

El Zurdo Mendieta, corrupto pero atrapa a los delincuentes

¿Quién es El Zurdo Mendieta, el protagonista de sus novelas? «Es un policía no completamente honesto, recibe un sobre con dinero todos los meses, no se sabe de quién, y él no pregunta, pero los delincuentes no le tienen comprado», asegura Élmer Mendoza. El autor cuenta que el Zurdo vive solo en una casa propia, no gasta demasiado, una señora le hace la comida; tiene «buena relación con la capiza de la región [jefa del narco], que es muy poderosa porque controla todo el narcotráfico de la zona hasta la frontera». Mendieta «siente que su profesión no está reconocida socialmente, aunque se juegan la vida, porque en México la sociedad piensa que todos los policías son delincuentes y hay muy pocos que merecen confianza». «Tiene miedo a enamorarse, un hijo gringo, cuya mamá le ha propuesto vivir juntos, pero él no se anima, y le gusta el whisky, sin llegar a ser un alcohólico», añade. Para Mendoza, «se ajusta al perfil de ciertos policías mexicanos, lo sé porque la Secretaría de Seguridad Nacional me invitó a dar una conferencia a los detectives, pregunté por qué me habían elegido y me dijeron que Mendieta se parece mucho a algunos de ellos, un poco corruptos pero que hacen el trabajo, atrapan a los delincuentes». En esta novela «se la juega como nunca porque nunca había tenido un rival tan duro, cruel y sanguinario como Salcido». «Cuando tiene que responder a un enemigo violento se arriesga», concluye.