David Lagercrantz: «En Suecia se ha abierto un abismo de desigualdad entre clases y razas»

CULTURA

DAVID LAGERCRANTZ
DAVID LAGERCRANTZ Kajsa Göransson

Su nueva novela, «Obscuritas», retrata el lado oscuro del país nórdico y homenajea a Sherlock Holmes

04 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Trabajó como periodista de sucesos, dio el toque de atención con la novela El enigma Turing y logró el éxito con la biografía del futbolista Ibrahimovic, Soy Zlatan, el libro más vendido de la historia en Suecia. Pero el gran desafío de David Lagercrantz (Solna, 1962) fue continuar el ciclo Millennium, creado por Stieg Larsson, con una nueva trilogía. Ahora publica Obscuritas (Destino), entrega inaugural de una serie protagonizada por Hans Rekke, catedrático de Psicología, aristócrata y maníaco-depresivo, y Micaela Vargas, una joven policía de origen chileno, que no se puede permitir ser débil. Mezcla el noir escandinavo, que retrata el lado oscuro de su país, y la británica de resolución de enigmas en un homenaje a Holmes. La trama, en la que la música juega un papel fundamental, nos lleva a Afganistán, las cárceles secretas de la CIA, las torturas y las diferencias de clases y razas en Suecia.

—¿Cómo afrontó esta novela tras el gran reto de «Millennium»?

—Supuso una gran liberación porque había sido el desafío de mi vida, una experiencia tremenda, hubo mucha polémica, porque Larsson pertenecía a la clase trabajadora y yo no, tuve que viajar por todo el mundo. Entonces me pregunté qué hago ahora y reflexioné. Blomkvist y Salander eran demasiado duros. Añoraba unos personajes más frágiles, más sensibles. Pensé en Sherlock Holmes, mi ídolo de juventud, en hacer algo más actual en esa línea. Siempre me gustó su increíble capacidad de deducción, pero no su toque de soberbia y arrogancia, de estar seguro de su propia genialidad. Quería personajes que dudaran y tuvieran una psicología más compleja y oscura. De la experiencia de mi libro sobre Ibrahimovic saqué lo de enfrentar dos mundos opuestos, el gueto del suburbio donde vive Vargas y el barrio adinerado de Rekke.

—¿Cómo creó a los dos protagonistas, se inspiró en alguien?

—Para Rekke he tomado muchas cosas de mí mismo, de mi mundo, de mi familia, donde hay mucho éxito pero también mucha fragilidad, oscuridad interior y problemas psicológicos. En cuanto a Vargas, tiene que ver con mi experiencia con Zlatan, que no podía permitirse la debilidad, romperse por dentro. La gente como él tiene que ser fuerte siempre y quería retratar esa rabia de Vargas hacia Rekke porque lo tiene todo y aun así se permite derrumbarse psicológicamente.

—En inglés la novela se titula «Dark music». ¿Le parece bien?

—Me gusta porque realmente es un libro sobre la música, Rekke es pianista y quise explorar el papel de la música, que es bella pero también amenazadora. Los talibanes tienen miedo a la música hasta el punto de prohibirla.

—Afganistán está muy presente en la novela. ¿Qué le parece que Occidente haya dejado el país?

—Cuando empecé a escribir la novela pensé que los talibanes pertenecían al pasado, y justo al acabarla Biden decidió abandonar Afganistán. Es terrible cómo hemos vuelto a donde estábamos antes del 11S. Ha vuelto no solo la guerra contra las mujeres y la música, sino contra la alegría y la propia vida. El resultado de todo lo que se ha hecho desde el 11S es desolador. Es una señal de que las guerras son inútiles, porque aunque las ganes nadie sabe cuáles van a ser las consecuencias.

—También aparece la tortura y llama la atención cómo las autoridades suecas no se creían que la CIA fuera capaz de practicarla.

—En esa época no se sabía nada y existía plena confianza en EE.UU. como el modelo. Se pensaba que solo la practicaban las dictaduras y no la gran democracia. Ha sido devastador para la mentalidad y la política estadounidenses y su propia imagen de sí mismos. Para un escritor, es un tema muy interesante porque los torturadores, como el asesino en serie, tienen su propia marca. Hay una especie de huella nacional que se puede ver en los cuerpos torturados.

—En España tenemos una imagen muy idealizada de Suecia como modelo del Estado de bienestar, pero usted y otros autores destacan sus contradicciones.

—Suecia era vista como el país más igualitario del mundo y siempre se había preciado de acoger refugiados de todo conflicto. Ahora, está peor que en el año en que se desarrolla la novela, es un gran fracaso. La recepción e integración de refugiados en los últimos años no ha funcionado, Suecia se ha partido en dos, se resquebrajó, el abismo entre los diferentes mundos no hace más que aumentar. Esto es muy destructivo, ha provocado desesperación y es el mayor problema social que tenemos, con bandas criminales que se matan a tiros en los suburbios. Es lo que sucede cuando se abre un abismo de desigualdad entre diferentes clases o razas. De esto se aprovecha la extrema derecha para crecer.

—¿Qué le parece Karin Smirnoff para continuar «Millenium»?

—No tengo ni idea de qué va a salir de esto, pero es una escritora brillante. La elección es muy atrevida e interesante porque no es una escritora de novela negra, tiene un estilo muy característico y proviene del norte de Suecia, como Stieg Larsson. Espero que haga buenos libros, pero no demasiado buenos, para que los míos no queden mal.

«Putin es perfecto como malo de película o de novela»

«Estoy a favor del ingreso de Suecia en la OTAN, no hay vía intermedia entre la dictadura y la democracia, Rusia y China son una amenaza. No hay alternativa. Pero surgió el problema del veto de Turquía, que es casi una dictadura», afirma David Lagercrantz.

—¿Qué opina de Putin, podría ser el malo de una de sus novelas?

—Lo tiene absolutamente todo. El burócrata que llega al poder absoluto, bajito, malvado, avaro, megalómano, que envenena a todos sus enemigos. Es perfecto como malo de novela o de película. Es un arquetipo del malo. Quizá sea demasiado unidimensional. Me gustaría ver algunos lados positivos de su personalidad para que resultara más realista en una novela.

—¿Por qué decidió situar su nueva novela en el 2003, dos años después de los atentados del 11S?

—Es muy difícil escribir sobre la actualidad. Ahora, por ejemplo, no sabemos hacia dónde nos va a llevar la guerra en Ucrania. Por eso quería volver atrás, porque así es más fácil ver la evolución de la sociedad. Tras del 11S comienza la ruptura del mundo, que hasta entonces estaba unido, incluso los países árabes. La guerra de Irak, basada, al igual que la de Ucrania, en mentiras, fue el punto de partida de todo lo que ocurre ahora. La actuación de EE.UU. fue desoladora y devastadora, responder con violaciones de derechos humanos a esos ataques fue terrible. Sus consecuencias han sido nefastas: implosión en Oriente Medio, surgimiento del Estado Islámico, crisis de los refugiados, resurgir de la extrema derecha, Trump...