El niño idealista descubre que la vida va en serio y pasa por laminar a los de abajo. Llega a ello tras atravesar un campo minado de pequeños apocalipsis emocionales. Y, así, Armaggedon Time se eleva, en su belleza fotografiada por el gigante Darius Khondi y en su despiadada radiografía de un mundo o de una jauría de privilegiados, como obra avasalladora en la elegancia con que destroza la desgarradora mentira del sueño americano. Y de fondo ya se escuchan los ladridos de los perros negros. De la negra historia del siglo XX que regresa.
También en sección oficial, la egipcia Boy From Heaven, de Tarik Salek, propone algo así como El nombre de la rosa trasladado al mayor templo del mundo musulmán. Allí, los aspirantes a Gran Muftí se tiran puñaladas literales, mientras el estado policial quiere controlar con un servicio secreto de anacletos cairotas quién sale de la fumata musulmana. La idea está plagada de posibilidades. Pero el guion, la realización, todo en la película es de una trivialidad tan ingenua y de tal torpeza que el cónclave de complots en la Gran Mezquita parece un enredo de polichinelas suníes.