Pablo Ibarburu: «Sobrellevar temas duros es más fácil si se tratan con humor»

Nuria Guillermo
nuria guillermo REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El cómico vasco Pablo Ibarburu (San Sebastián, 1989).
El cómico vasco Pablo Ibarburu (San Sebastián, 1989).

El popular humorista visitará este sábado A Coruña con su monólogo «La hora de Pablo Ibarburu»

13 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante su trayectoria profesional, Pablo Ibarburu (San Sebastián, 1989) ha participado en programas como Yu no te pierdas nada, Locomundo, La resistencia o El intermedio. El humorista actuará este sábado en la sede de Afundación de A Coruña con su monólogo La hora de Pablo Ibarburu, en el que combina imitaciones, anécdotas y la exploración de sus propias emociones.

—Actúa en A Coruña mañana, ¿es su primera vez en esta ciudad?

—Creo que sí. Había hecho teatro infantil, pero hace ya ocho o diez años de esto. Con este monólogo, aunque llevo un año actuando, como Galicia estuvo bastante tiempo cerrada a raíz de la pandemia, no había podido venir antes.

—Ha pasado por programas como «Locomundo» o «La resistencia». ¿Cómo es esta experiencia?

—Es muy guay. Siempre digo que trabajar en estos programas es como tener una beca y que me paguen por aprender a hacer monólogos. La beca de David Broncano.

—Durante los últimos años se ha podido ver una proliferación de formatos con tono humorístico, tanto de vídeo como de audio. En la situación actual, con la pandemia y la guerra, ¿el humor está cobrando un papel más importante en la sociedad?

—No lo sé. Tengo la impresión de que los pódcast cada vez se escuchan más. La gente los escucha como si fuera la radio. Yo, de momento, no he hecho ninguno. Me gusta más lo que hago ahora mismo. En lugar de hacer contenido cada día, tengo tiempo para prepararme bien un tema, como hago cada 15 días en La resistencia.

—Estos programas son espacios en los que, con frecuencia, se incluye la crítica social y política. ¿Cree que el humor es una buena forma de tratar estos temas?

—Sí. El humor sirve para tratar esas cuestiones sin tanta solemnidad. Incluso los temas que son muy duros me parecen más fáciles de sobrellevar si se tratan con humor.

—Un debate habitual, en el que vuelve a ponerse el foco cada cierto tiempo, es el de los límites del humor. ¿Esto condiciona su trabajo de alguna manera?

—Personalmente, a mí, no. Tengo la sensación de que, cuando los espectadores te conocen y saben que eres consciente de dónde están los límites, te dejan jugar más con ellos. Cuando no lo saben, y lo que estás diciendo es inmoral o poco ético, el público se puede enfadar, sobre todo si quien te escucha no suele hacerlo y no te conoce bien. Y me parece comprensible.

—¿Qué pueden esperar los espectadores de su actuación?

—Puede ser que les explote la cabeza de todo lo que se van a reír. Es un monólogo para evadirse. Lo escribí durante la pandemia y entonces tenía la impresión de que la gente estaba harta de la actualidad. Por eso intenté quitarle el contenido político, algo en lo que antes incidía más.