Bruce Willis lleva años preparándose para su retirada a consecuencia de la afasia

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Bruce Willis, en una imagen de archivo
Bruce Willis, en una imagen de archivo SONIA MOSKOWITZ | ZUMA PRESS

Cuando su salud empezó a deteriorarse, el actor puso a la venta algunas de sus propiedades para afrontar un futuro alejado de la interpretación. El trastorno comenzó a ser un obstáculo para su trabajo en el 2017, durante el rodaje de «Glass»

07 abr 2022 . Actualizado a las 08:58 h.

La de apartarse de la interpretación no ha sido una decisión apresurada. Bruce Willis lleva años preparándose para este momento; de hecho, lleva tiempo haciendo números para poder afrontar cómodamente un futuro con su familia en California sin la muleta de los contundentes ingresos que le proporcionaban sus papeles en la gran pantalla. Tal y como detalla Page Six, la sección de gente y sociedad del New York Post, desde que su salud empezó a deteriorarse el actor ha venido propiedades por un valor de 65 millones de dólares (59 millones de euros). 

Su retirada se hizo pública la semana pasada, cuando su familia publicó un texto en el perfil de Instagram de su hija mayor, Rumer, explicando que el intérprete había sido diagnosticado de afasia, un trastorno del lenguaje que estaba afectando a sus habilidades cognitivas. Poco más ha trascendido de su enfermedad; se desconoce qué tipo de afasia padece y cómo de avanzada está, pero sí se sabe que empezó a ser un obstáculo para su trabajo ya en el 2017, durante el rodaje de Glass. El citado portal asegura que, según al menos dos fuentes del equipo de producción, el intérprete acudía al set de la película de M. Night Shylaman «ligeramente apagado» y «confundido». «Necesitaba más ayuda de la normal con sus diálogos», añade. 

En junio del 2020, Mike Burns, director de Out of Death, envió un correo electrónico Bill Lawrence, guionista de la película, pidiéndole que redujese el número de páginas que le correspondían a Bruce Willis. «También necesitamos abreviar un poco su diálogo para que no haya monólogos», añadía el texto. Lo que queremos para él son frases «cortas», insistía. Todas sus escenas, que ocupan casi 25 páginas del libreto, fueron comprimidas en un día de grabación que, además, resultó «extremadamente difícil».

Los cuchicheos durante las grabaciones no tardaron en aparecer: algo estaba pasando con el actor, que se presentaba en el set poco despejado, confuso, pasado de copas, llegaron a especular algunos. Varias voces del sector detallaron a The Times estos últimos días cómo Bruce había lidiado todo este tiempo con su falta de concentración y agudeza mental. Según estos testimonios, llevaba años rodando con pinganillo, tenía un asistente en el rodaje que le ayudaba con sus diálogos. La mayoría de las escenas de acción de sus películas recientes, principalmente aquellas que involucraban armas, tuvieron que ser filmadas con dobles. 

Recoge Los Angeles Times un incidente ocurrido hace dos años. Durante la grabación de una de las escenas de la película Hard Kill, en una localización de Cincinnati, Willis disparó un arma de fogueo en el momento equivocado. Afortunadamente nadie salió herido, pero el equipo quedó conmocionado. ¿Ha empeorado el estado de salud del actor estos últimos años? Una fuente cercana a la familia ha explicado a Page Six que lo que le sucede, concretamente, es un problema con su memoria a corto plazo, un deterioro cognitivo progresivo que en el futuro le impedirá hablar y comprender a los demás.  

Bruce Willis siempre ha sido plenamente consciente de que llegaría un momento en el que tendría que dejar de actuar y que, consecuentemente, su poder adquisitivo mermaría. Valoró, además, que dejaría de darle uso a sus múltiples propiedades porque sus viajes acabarían reducidos a movimientos entre lugares tranquilos, en los que se sintiese seguro rodeado de los suyos. Así, en el 2018 se deshizo de un lujoso dúplex de seis dormitorios en Central Park por 17,75 millones de dólares y de un refugio de montaña en Sun Valley, Idaho, por 5,5 millones, y en diciembre del 2019 vendió su casa de Westchester, Nueva York, por 7,66 millones después de haberla comprado por 12 en el 2014. Ese mismo año se desprendió de su espectacular mansión de las Islas Turcas y Caicos, al sureste de las Bahamas, por la impresionante suma de 27 millones de dólares.