Anne Plantagenet: «María Casares habló siempre de Galicia, era algo que tenía siempre muy presente»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Anne Plantagenet escritora y biógrafa de María Casares.
Anne Plantagenet escritora y biógrafa de María Casares. ANGEL MANSO

La biógrafa de la actriz gallega estuvo este miércoles en A Coruña hablando de su fascinación por el personaje plasmado en «La única»

17 mar 2022 . Actualizado a las 10:20 h.

Como tantas personas, Anne Plantagenet (Joigny, 1972) se enamoró de la correspondencia entre Albert Camus y María Casares publicada en 2017. «Me fascinó la historia, pero sobre todo ella, con ese apetito de vida y esa fuerza», dice. De esa admiración surgió La única (Alba), biografía novelada de la actriz. Este miércoles habló de él en A Coruña dentro del ciclo María Casares. Del exilio al escenario, impulsado pro la Xunta. Este jueves estará en la Libería Moito Conto a partir de las 19.00 horas.

-¿Una vida de novela?

-Sí [risas]. Es la vida de una gran figura femenina del siglo XX que fue un poco olvidada tanto en Francia como en España. Para mí era importante intentar retratar esta vida, que tiene algo de romántico, porque hay una historia de amor increíble. Es una mujer que hizo elecciones muy valientes en aquella época. Decidió vivir libre y sola, enfrentándose a cosas como el exilio, las muertes próximas, la Guerra Civil o la II Guerra Mundial.

 -¿Cómo le influyó el exilio?

-María Casares siempre se sintió gallega y se acordó de la casa de su infancia de la calle Panaderas. También del pazo que tenían en Montrove. Habló toda su vida de Galicia. Era un tema muy presente y eso me interesó mucho. A mí las cartas con Camus me dijeron muchas cosas, pero quería saber lo que ocurrió antes y lo que ocurrió después.

-Cuando se le pregunta a Catherine Camus por si esa es una de las grandes historias del siglo XX dice que no, que seguramente hay otras historias mejores por ahí. ¿Qué piensa?

 -Seguro que las hay, muchas de ellass desconocidas. Pero esa es una de las más bonitas sin duda.

-Antes de esta historia de amor con él hay una inicial en la que María Casares compartía amante con su propia madre.

-Sí, es increíble. Enrique, el joven amante, parece salido de una película de Buñuel. Los padres de María Casares tenía una vida muy atípica. Ambos tenían amantes y no se escondían mucho. Gloria, la madre, en Madrid era más discreta, pero en A Coruña tenía jóvenes amantes y todo el mundo lo sabía. María lo descubrió muy pequeña. Supo que la vida era un teatro, que la gente mentía y que no había que fiarse de las apariencias.

-Subraya el carácter nervioso y poderoso de María.

-Camus la llamaba guerra y paz. Eso resume todo. Todo el mundo que la trato lo dice. Tenía esa risa fuerte y su actitud excéntrica. Pero, a la vez, había una parte oscura muy fuerte. Había algo de sombra en ella. En las cartas habla mucho de la herida abierta que fue el exilio. Eso explica que nunca quisiera volver aquí, porque toda su vida fue una herida. Llevaba todo eso dentro, pero peleaba para ir adelante, estar en el escenario y actuar. Hay muchas ambigüedades en ella y eso es fascinante. 

-No quiso venir aquí, pero Galicia sale constantemente en su libro.

-Solo pidió la nacionalidad francesa en los ochenta. En el exilio era española, eso era importante para ella. Galicia se quedó en ella. Se notaba en su forma de hablar, incluso en francés. Todo el mundo que trató con ella decía que hablando español tenía un acento gallego muy puro. Aunque hizo un esfuerzo por hablar solo en francés para integrarse, cuando se hizo actriz dramática y giraba por el mundo fue a Latinoamérica. Allí la esperaban todos los gallegos exiliados en Argentina, con regalos y flores. Lo dice de manera muy emocionada en las cartas con Camus. Cuenta lo que ocurría allí y como ella no paraba de llorar.

-¿Se ha permitido licencias literarias? 

-Para mí el libro está más próximo a la biografía que a la novela. Hice mucha investigación previa. En Residente privilegiada y las cartas con Camus da muchos detalles. A mí me interesaba mucho lo cotidiano que había ahí, como describen la vida, diciendo cómo vas vestida o con quien está. Tuve que autorizarme algunas cosas, pero la intención es ceñirme a los hechos. Es más un biopic.

-¿Escribió parte del libro en la habitación de la propia María?

-La casa de Charente fue muy importante. Habla de ella en sus memorias. Fue la única que compró en Francia. Marcó la pertenencia a una tierra. La adquirió tras la muerte de Camus. Me parecía muy importante y para mí tenía un valor muy grande. Contacté con Johanna Silberstein, codirectora de la Maison Maria Casarès y me dijo que podría ir cuando quisiera. Fui para verla, por curiosidad. Aún no había empezado a escribir, solo tenía la documentación. No sabía cómo empezar. Ir a la casa para mí fue como un segundo encuentro con María. No sé qué pasó pero me gustó tanto. Parecía que iba a parecer de un momento a otro. Estuve solo un día. Pero sentí muy constantemente su presencia. Me pareció entenderla mejor.  Volví a París y empece a escribir. Había encontrado la manera de empezar el libro.

-Pero en esa visita no durmió allí.  

-Meses después volví y pasé diez días para escribir. Johana me propuso vivir en la habitación de María. Para mí fue muy emocionante. Estaba sola por las noches. Tenía la llave, como si fuera mi casa. Pasaba tiempo en su biblioteca. Fue una experiencia tremenda. Dormí muy bien [risas].