—¿Qué es lo más complicado de meterse en la piel de este personaje? ¿Qué le exige este monólogo?
—En primer lugar, una forma física importante, pero también gimnasia emocional. Voy a cumplir 78 años y es hora y media en escena, con un pensamiento inconexo. Tengo que estudiar muchísimo todos los días antes de salir a escena, porque es muy difícil de retener. Es como tener siempre un instrumento bien afinado, un instrumento que soy yo. Y ese afinamiento pasa por lo que como, por las horas que duermo, por lo que respiro, por el ejercicio que hago, por el estudio.