Isaac Rosa gana el Biblioteca Breve con «Lugar seguro», una novela que explora los miedos de la sociedad

Héctor J. Porto BARCELONA / ENVIADO ESPECIAL

CULTURA

Isaac Rosa, valorando la concesión del premio Biblioteca Breve a su novela «Lugar seguro».
Isaac Rosa, valorando la concesión del premio Biblioteca Breve a su novela «Lugar seguro».

El escritor andaluz crea un personaje que trata de aprovecharse del temor de la gente al colapso global

07 feb 2022 . Actualizado a las 12:39 h.

El escritor andaluz Isaac Rosa (Sevilla, 1974) se alzó esta mañana con el premio Biblioteca Breve 2022 gracias a su obra «Lugar seguro». La novela, ensalza el fallo, realiza «un retrato genial de tres generaciones de granujas de una misma familia que se aprovechan de las grietas del sistema en su propio beneficio». El jurado -integrado por Juan Manuel Gil (ganador de la edición anterior del concurso), Pere Gimferrer, Benjamín Prado, Elena Ramírez y Andrea Stefanoni- argumenta que su relato «atrapa e incomoda» y «refleja desde la ironía y la controversia el momento de incertidumbre de la sociedad actual». Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral, sello que promueve el galardón, asegura que la novela echa mano de una fina ironía para «mostrar cómo el miedo va calando en nuestra vida cotidiana, mientras parte de la población se resiste a esconderse bajo tierra, en una militancia colectiva que no pasa necesariamente por las instituciones». Para Ramírez, el lector encontrará en estas páginas «una gran novela, de un narrador que se ha especializado en contar de forma magistral el tiempo en que vivimos».

Novelista, columnista de prensa, autor de guiones de cómic, literatura juvenil y cuentos, Rosa es hoy un escritor sólidamente consolidado en el panorama de las letras en español, lejos queda su debut en 1999 con «La malamemoria» (Los Libros del Oeste), que recogía una historia que se desarrollaba en cinco días de abril de 1977 y que jugaba con dos niveles narrativos diferenciados que se iban alternando.

En «Lugar seguro», Rosa reduce la acción a 24 horas, un día en la vida de Segismundo García, articulado en un monólogo del protagonista que, al final del día, hace un recuento de lo acaecido durante la jornada laboral dirigido a su padre. Al modo del nadador de John Cheever, que cruza el vecindario de piscina en piscina, García va de búnker en búnker visitando clientes y escuchando sus inquietudes y motivaciones. Como buen comercial, explota el temor a un inminente colapso global para hacer negocio entre las clases más humildes imitando la moda de los refugios que cala entre los más ricos.