El 9 de febrero se firmará el convenio con Carmen Thyssen y el Gobierno para el alquiler de su colección

La Voz REDACCIÓN

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

El acuerdo inicial incluye la vuelta del «Mata Mua» y un alquiler de 6,5 millones de euros anuales

18 ene 2022 . Actualizado a las 18:54 h.

El ministro de Cultura, Miquel Iceta, y Carmen Thyssen firmarán el convenio para el alquiler de la colección de la baronesa el próximo 9 de febrero en un acto en el Museo Thyssen-Bornemisza, tal y como informa Efe aludiendo a fuentes del ministerio. El acuerdo inicial, firmado hace un año, incluye la vuelta del Mata Mua y un alquiler de 6,5 millones de euros anuales durante un período de 15 años; transcurrido ese tiempo el Estado tendría una opción de compra preferente sobre la colección. Por ahora se desconocen otros detalles del acuerdo.

El abogado de la baronesa, Ángel Acebes, explicó hace varios meses a Efe que el número de obras en alquiler se reduce a 329 -de las 425 incluidas en la última garantía de Estado-, una reducción sensible del número de obras afectadas. La firma supone un punto y parte en las negociaciones entre el Estado y la baronesa Thyssen por su colección, que se han prolongado durante más de una década y que han estado marcadas por numerosas crisis. La última fue la salida del Mata Mua y otras tres obras en pleno confinamiento.

Una decena de ministros han tratado de cerrar este acuerdo sin éxito, hasta que el año pasado, en enero, el exministro José Manuel Rodríguez Uribes cerró un acuerdo en firme a la espera de que se cerraran una serie de «flecos», cuyas negociaciones se han prolongado más de un año. A la firma también asistirá Borja Thyssen, hijo de la baronesa, en calidad de heredero. Los desencuentros entre la baronesa y su hijo han sido uno de los motivos que ha prolongado la firma del acuerdo.

El Museo Thyssen-Bornemisza ha iniciado una reorganización de su colección y las nuevas salas dedicadas a la colección Carmen Thyssen están listas desde hace meses a la espera del sello final del acuerdo. La colección de la baronesa es completamente independiente de la de su marido, el barón Thyssen-Bornemisza, que el Estado compró a mediados de la década de los noventa.