Jaime Pablo Díaz, director de la compañía Nova Galega de Danza: «Llevamos años deconstruyendo nuestra tradición de mil maneras»

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Jaime Pablo Díaz, dirigiendo una sesión de los ensayos de la compañía esta misma semana.
Jaime Pablo Díaz, dirigiendo una sesión de los ensayos de la compañía esta misma semana. César Quian

«Credo», último espectáculo de la compañía, se presenta este viernes en As Pontes

02 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La compañía Nova Galega de Danza estrena este viernes su último trabajo, Credo. Será en el Cine Alovi de As Pontes en una doble sesión (19.00 y 21.00 horas). Tal y como indica su director, Jaime Pablo Díaz (Ferrol, 1968), se trata de una creación que versa sobre el viaje interior que se produce cuando una persona realiza el Camino de Santiago. «Lo que sucede dentro de nuestro propio camino, el de la vida», incide.

—¿Por qué presentan en un teatro un espectáculo que está pensado para desarrollarse en la calle?

—Porque en las fechas en las que estamos es complicado hacerlo tal y como está pensado. Pero sí que es un espectáculo para la calle y el cruce de caminos, que es algo de lo que habla. Nos inspiramos en los textos de Celso Emilio Ferreiro de Longa noite de pedra. Un poema habla de Credo y nos centramos mucho en él. Eso nos ayudó mucho a concebir este imaginario en el que todos somos muy diferentes, pero todos somos uno.

—Camino de Santiago, Celso Emilio Ferreiro... Es un espectáculo netamente gallego.

—Sí, totalmente. Pero es algo que en nosotros siempre está. Cogemos la tradición desde el máximo respeto para poder desmontar todo eso y generar otro tipo de creación.

—¿Por qué deconstruirla?

—Llevamos muchos años deconstruyendo nuestra tradición. Lo hacemos de mil maneras. Siempre nos hacemos la misma pregunta: ¿Por qué no? ¿Por qué no vamos a deformar el movimiento si está la esencia? Cuando es buena, el movimiento funciona.

—¿Existe una tensión entre la tradición y la innovación?

—Eso va a existir siempre. Las creencias de cada uno son así. El que es purista de verdad tiene su creencia y cree que lo puro es lo que se está haciendo. Le parece bien un tamboril y una gaita. Luego, hay otra gente que decide investigar. Yo los veo más valientes. Cuando tú vas a las recogidas, que se hacían antiguamente y ahora aún se siguen haciendo, la persona que está cuando alguien monta una muiñeira, una jota o un valseado, está haciendo su propia visión de esa recogida. Quienes lo están bailando lo hacen de una determinada manera. Es gente muy mayor, que lo ejecuta de ese modo y en ese momento. De joven no lo haría así. Por tanto, es siempre la propia visión de cada uno. Yo entiendo y respeto eso, pero nosotros no somos tradicionales, sino que recogemos de ahí para trabajar desde la esencia y deconstruir el folklore.

—Repiten por tercera vez con el compositor Sergio Moure.

—Lo conocí con nuestro espectáculo Son y la verdad es que nos entendimos muy bien. Él viene del cine y cuando le planteé lo que tenía en la cabeza, lo entendió muy rápido. Hay un entendimiento muy importante que es muy bueno a la hora de poder crear. Yo ya lo considero como un miembro más de la compañía.

—En un espectáculo pensado para la calle como este, se encontrará con público casual y no iniciado. ¿Hay que «saber de danza» para entenderlo?

—Yo no creo que se tenga que entender de arte. Sí creo que cada uno lo entiende a su manera. A mí a veces me dicen: «Es que yo no entiendo de danza». Y yo les digo que no es cuestión de entender, sino de sentarse y dejarse llevar por lo que uno está viendo. Igual que para ver una película no hay que ser un entendido del cine, aquí ocurre lo mismo. Cuando algo te mueve es porque está llegando.

—¿Es de los que piensa que lo universal pasa por lo local?

—Creo que es así, en efecto. Pero sobre todo desde la esencia, como decía antes. Cuando tú utilizas la tradición para demostrarla y hacer un trabajo nuevo eso al final llega. A la gente le llega muchísimo lo que es de verdad.