Verónica Forqué: «Lo importante de un actor es que todo sea auténtico, que salga de tus entrañas»

Montse García Iglesias
MONTSE GARCÍA SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

PACO RODRÍGUEZ

«En ''MasterChef'' era yo, te conviertes en una niña de 12 años», afirma

18 nov 2021 . Actualizado a las 00:29 h.

Ganadora de cuatro premios Goya, la actriz Verónica Forqué (Madrid, 1955) recogió ayer en Santiago el segundo de los galardones de esta edición del festival Cineuropa como reconocimiento a su trayectoria.

—Ha logrado numerosos premios, ¿qué supone para usted recibir este de Cineuropa?

—Me hace mucha ilusión porque es un premio europeo, lo que me parece muy importante. Yo solo he trabajado en España. Recibir premios siempre es algo bonito, que te ayuda a seguir adelante. Es como un abrazo.

—Desde los años 70 se cuentan por decenas sus proyectos de cine, televisión y teatro. ¿Cuál es el secreto para mantenerse porque para las mujeres hay edades en las que los papeles escasean?

—No hay secreto. La realidad es que las mujeres, a partir de los 50, cuando perdemos, digamos, el atractivo sexual, nos convertimos en seres muy poco interesantes para los demás. Somos madres, abuelas, tías, cuidadoras..., y ese no es un personaje que tenga que ver con la pasión, con la aventura, con el amor... Los guiones los escriben los hombres, y las mujeres de mi edad no somos muy interesantes para ellos. Puedo entenderlo, pero hay mujeres con vidas interesantísimas. En general, esta situación está cambiando.

—Entonces, nota que cada vez hay más papeles para mujeres.

—Sí. La última película que hice con un papel bonito fue el último filme de Rosa María Sardà, Salir del ropero, una historia de dos mujeres mayores que se aman desde niñas y deciden casarse. Una comedia muy tierna y muy bonita. Pero mi vida es más bien el teatro. Mi madre, que fue actriz de joven, me dijo cuando yo tenía 30-40 años: «Tú ahora haz las películas que sean, pero piensa que el teatro no te abandonará nunca». Siempre he hecho de todo: cine, televisión y teatro.

—¿Qué le aportan de diferente cada uno de ellos?

—En el teatro tienes tú la sensación de mayor libertad. La obra empieza y termina, nadie corta y dice que hay que repetir. Ese viaje con el público en el cine tú no lo sientes, porque tú estás en tu casa y la gente está viendo la película en la butaca. El cine me ha dado muchas alegrías y muchos premios. Estoy muy contenta de las películas que he hecho, no hice ninguna que no me gustara. Siempre he hecho cosas que me gustaban en todas partes.

—¿Qué busca aportar de Verónica Forqué a cada personaje?

—El oficio de actor tiene que ver mucho con lo inconsciente, como cualquier trabajo artístico y es difícil de explicar. Uno trabaja con lo uno tiene, con lo que uno es: con tu cuerpo, con tu voz, con tus recuerdos, con lo que te gusta, con lo que no... Es como si abrieras un baúl en el que están todas tus cualidades, tus defectos, tus manías, tu ropa..., y para cada personaje sacas de ese baúl —que en realidad eres tú— lo que ese personaje necesita. Si tiene muy mal genio, tú tendrás que sacar el mal genio que tienes.

—Apostó mucho por personajes con vis cómica. ¿Despertar esa sonrisa es complicado?

—Eso es algo innato. Las primeras veces que trabajaba en el teatro y la gente se reía, yo me quedaba muy sorprendida, porque yo lo decía completamente en serio. Creo que el humor funciona cuando es de verdad, cuando no tratas de hacer chiste. Lo importante de un actor es que todo sea de verdad, auténtico, que salga de tus entrañas.

—Últimamente, está en la televisión con otra faceta, la de concursante de «MasterChef». ¿Qué supuso para usted este programa? Antes decía lo de sacar el mal genio.

—Ahí era yo porque ese programa te hace convertirte en una niña de doce años. Si eres capitana, no quieres de ninguna manera que tu equipo pierda porque si lo hace uno de tus compañeros se va a la calle. Y, bueno, a veces salió el mal genio.

—Y, ¿cómo valora su paso?

—Ha sido muy interesante y era como ir cada día al parque de atracciones en la infancia, como si fueras una niña. He aprendido mucho. De todo lo que uno hace se aprende.

—¿Qué nuevos proyectos tiene?

—Estoy con uno de teatro, pero aún no puedo decir nada. Y estoy descansando un poco porque llevaba años trabajando mucho y muy seguido. Estoy tomándome un respiro.

—También imparte cursos. En Santiago ofreció uno titulado «El teatro es un pedazo de vida».

—Esa frase me la dijo un profesor norteamericano. Eso se me quedó grabado. Cuando tú vas al teatro y solo hay palabras, es muy aburrido. El actor tiene que estar muy vivo, tienen que pasarle muchas cosas. Lo más importante no son las palabras, sino cómo se dicen las palabras para que sean como la vida. Es un arte que nace de nuestra vida. Esto sirve para el teatro, el cine y la televisión.