«A Virxe Roxa» aporta nuevos aires al documental de creación

M. A. F. VALLADOLID / E. LA VOZ

CULTURA

IMÁGENES DE  A VIRXE ROXA
IMÁGENES DE A VIRXE ROXA

La obra del gallego Marcos Nine se presentó ayer en la Seminci

25 oct 2021 . Actualizado a las 21:57 h.

La jornada de ayer de la Seminci confirmó a una sección oficial sin desperdicio. Como la también competitiva Doc España, en donde se presentó el documental A Virxe Roxa, del gallego de adopción y ya dilatada filmografía, Marcos Nine (Hannover, 1977), que con su singular biopic de Aurora Rodríguez y su hija Hildegart -aquel parricidio en la España de 1933-, en el que la madre ferrolana, que había diseñado a su hija para abanderada del feminismo en la República, optó por asesinarla, incapaz de aceptar su emancipación materna. Nine introduce en el género un vendaval de aire fresco para encuadrarle entre lo más original estrenado en la España reciente.

Producido por Recrea con el apoyo principal de Agadic y CRTVG, la trama ahonda en las circunstancias de madre e hija, al tiempo que contextualiza la época y el proyecto vital de Aurora, contando con varios especialistas, como la profesora Rosa Cal, también ferrolana, que en 1991 había publicado A mí no me doblega nadie (Edicións O Castro), importante aportación biográfica a ambas. El autor acierta en permitir espacios para la reflexión, al tiempo que aporta ingredientes de metacine, recursos de filmes contemporáneos con los hechos -renunciando a las socorridas imágenes de archivo-, al tiempo que intercala ilustraciones de Alberto Taracido junto a la poderosa música de Arturo Kress, combinando una innovadora manera de entender el documental, sin por eso renunciar a un virtuoso academicismo.

Como anotábamos al inicio de esta crónica, fue un día saludable para los aspirantes a la Espiga de Oro. A un grande del Nuevo Hollywood, Paul Schrader, el apoyo principal de su íntimo amigo Martin Scorsese le devuelve al cine grande con El contador de cartas, la historia de un exmarine -impecable Oscar Isaac- que pasó por Abu Ghraib en busca de redención y perdón, viejos temas del autor sobre guion propio. Como el doblemente oscarizado iraní Asghar Farhadi, al que Un héroe, el drama de un condenado por estafa, le sirve de coartada para denunciar la corrupción funcionarial en su país. Ambas se vieron en Cannes y Venecia. Finalmente, un nostálgico y enternecedor Last Film Show, canto entre poético y crepuscular, del director indio Pan Nalin al soporte celuloide, víctima de cinecidio a manos del sistema binario, el muy sospechoso soporte digital que ahora coloniza las pantallas. Un crío -quizá el propio Nalin- y su obsesión por el cine. Los tres filmes tendrán estreno puntual en España.