Xesús Fraga, el Emmanuel Carrère gallego

César Casal González
César Casal REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Xesús Fraga, en Betanzos.
Xesús Fraga, en Betanzos. Ana Couceiro

El escritor betanceiro, periodista de La Voz, gana el Premio Nacional de Narrativa

14 oct 2021 . Actualizado a las 18:48 h.

Cincuenta años es una edad estupenda para que te llame a media mañana el ministro de Cultura y te diga que, después del lógico debate, el jurado ha decidido otorgarte por unanimidad el Premio Nacional de Narrativa. Así le sucedió a mi compañero en la redacción de La Voz de Galicia, Xesús Fraga. Xesús, que compite consigo mismo en ser mejor periodista de cultura o excelente escritor, se lo tomó con ese punto de ironía que le hace distanciarse lo justo de las cosas para pintarlas como nadie. Me dijo algo así como que «al colgar no sabía si me había llamado el ministro o era una broma». No solo no era una broma. Era de los pocos fallos de los jurados que son aciertos plenos. Xesús lleva tiempo bordando la literatura y el periodismo. Pero antes les cuento la reacción en la redacción. Pronto se oyeron gritos. Gritos, al fin por una buena noticia, después de tanta tormenta del covid. Menos mal que la alegría es tan contagiosa como el maldito virus y la llamada del ministerio nos hizo estrechar con todo el cariño a Xesús y sentirnos como una piña disfrutando de su éxito.

La obra literaria de Xesús Fraga la conozco bien. Tengo el privilegio de guardar sus libros dedicados por él con ese pulso de caballero inglés del que goza Xesús. Ahora le premian y lo ponen al nivel justificado de Fernando Aramburu, Almudena Grandes o Rafael Chirbes, por su novela Virtudes (e misterios). Hay edición en galego, y en castellano. Pero Xesús Fraga ya había brillado con su obra A-Z, también sobre su faceta de hijo de la emigración gallega en Londres. Cuando glosé aquel librito me pareció una maravilla y así intenté reflejarlo. Aún recuerdo que Xesús me hizo el mejor regalo al decirme que a su madre le había encantado mi artículo sobre aquel debut.

Después vinieron otras obras, Solimán, Tute para catro, ReoReo es una ágil novela sobre un grafitero que publicó, sin tener ni idea, que al mismo tiempo el todopoderoso Pérez-Reverte sacaba libro sobre esos francotiradores callejeros.

Xesús es el Emmanuel Carrère gallego, sin duda. A años luz de cualquier otro. Mezcla como nadie biografía con recuerdos. Es memoria en vivo. Y lo fija con el esplendor de la literatura que se saborea. Digo que es como Carrère, porque especialmente en este libro ahora premiado Virtudes (e misterios), en el que vuelve a mostrar emigración a raudales, se abre casi en canal y habla de la familia de Inglaterra y de la de América. De la abuela poderosa. Del nieto al que todo sorprende y que busca comprender. De la bondad de los emigrantes y de los cuchillos de los emigrantes. De los que usan los brazos para recibirlos en los países a los que van y de los que los usan para maltratarlos. De las extrañas relaciones familiares a distancia, una distancia que no se sabe si dulcifica o envenena.

No esconde, como solo hacen los grandes, las dos caras de la luna, la que se puede admirar y la oculta, de la que cuesta hablar. Solo por ese ejercicio de funambulismo consigo mismo se merece que, dentro de unos años, y después de seguir con sus sobresalientes carreras periodísticas y literarias, reciba entonces una llamada de los Reyes para decirle que ha ganado como Emmanuel Carrère el premio Princesa de Asturias por hacer literatura con una honestidad que te hace temblar, que daña como una herida, pero que sana como solo saben sanar las palabras que brotan de la única fuente auténtica, el corazón. Xesús Fraga, ese hombre capaz de ser a la vez de Londres y más betanceiro que Betanzos.