Boyer volvió con su mujer, pero le llamó Isabel Preysler diciendo que no podía vivir sin él

R.C. COLPISA

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La biografía del exdirector del Cesid, Emilio Alonso Manglano, desgrana los inicios de la relación sentimental del entonces ministro socialista

09 oct 2021 . Actualizado a las 14:34 h.

La relación sentimental de Miguel Boyer e Isabel Preysler fue una cuestión de Estado en el comienzo del romance. El socilista, que estaba entonces al frente del ministerio de Economía y Hacienda del gobierno de Felipe González, estaba casado, al igual que la socialité. Un asunto personal que tambaleó los cimientos del ejecutivo. Incluso el director del Cesid, Emilio Alonso Manglano, recogió en su agenda cómo fue la ruptura matrimonial del político, que desgrana en su biografía el hombre que pilotaba el servicio de inteligencia español, El jefe de los espías (Roca Ediciones).

La revista Interviú fue el primer medio de comunicación en sacar a la luz la relación sentimental que el ministro mantenía con Isabel Preysler, que tenía por entonces el mote de la China. Ambos estaban casados; ella, con el marqués de Griñón tras su separación de Julio Iglesias; él, con la ginecóloga Elena Arnedo.

A mediados de 1985, la inestabilidad personal de Boyer tiene influencia en el Ejecutivo, ya que sustituir a un ministro de Economía y Hacienda supone abrir una crisis de Gobierno. El 4 de julio Emilio Alonso Manglano analiza la parte estrictamente profesional con una anotación titulada «La crisis». Esa misma tarde se hace pública la enorme dimensión del problema, que se traduce en el relevo de seis ministerios, comenzando por el de Economía, y la portavocía.

Al día siguiente el director del Cesid anota: «En Semana Santa FG (Felipe González) había comentado que quería crear dos vicepresidencias más en el Gobierno. El 20 de junio le dijo a Boyer que posiblemente le daría una. El 1 de julio FG habló con el MD (ministro de Defensa) y le preguntó sobre su opinión en torno a las VP (vicepresidencias). Este le dijo que no lo consideraba conveniente. FG le dijo que las crearía en el 86. Boyer le planteó la dimisión irrevocable. No hubo posibilidad de resolverlo pese a las súplicas que le hizo el PG (presidente del Gobierno)». Manglano traza así una crónica de lo sucedido.

Cuando el nuevo Consejo de Ministros cumple una semana, Manglano se ve con un informante, que le cita a Isabel Preysler. «Miguel Boyer llegó un lunes a casa de su mujer para decirle que lo había pensado bien y que volvía con ella. Llevó con él paquetes y maletas. Elena estaba encantada y arrepentida. Al día siguiente dijo que le había llamado la China para decirle que no podía vivir sin él. A él le ocurría lo mismo, y se fue de su casa a casa de un hermano. Allí es donde parece que la China le dijo que iba a pedir la separación o el divorcio del marqués de Griñón. Este verano veranearon juntos en Marbella. Elena pedirá el divorcio (ya han hablado)». La guinda la pone con la guerra con Guerra, valga la redundancia: «Boyer dijo que él no podía hacer su política económica sin manejar poderes. Felipe le había prometido la vicepresidencia segunda. Al enterarse Alfonso Guerra, este dijo que si le dan a Boyer la VP 'yo me marcho'».

Es Boyer quien, finalmente, tiene que marcharse. No está dispuesto a seguir en el Gobierno sin adquirir plenos poderes en el área económica. Además, a Felipe González le reconoció que está «cansado», pasando de su papel de ministro al de pareja de Preysler en las revistas.