Diagnosticado con alzhéimer en el 2016, ha sido esta enfermedad la que lo aparta de las actuaciones
14 ago 2021 . Actualizado a las 11:22 h.Un día de 1936, un niño de 10 años enfundado en un traje blanco cantó ante el entonces alcalde de la ciudad de Nueva York, Fiorello La Guarda. El pasado 5 de agosto, 85 años después de aquella puesta de largo y junto a Lady Gaga, el cantante neoyorquino Tony Bennett dio el que a todos efectos parece, será el último concierto de su vida.
El afamado crooner, que fue diagnosticado con alzhéimer en el 2016, ha anunciado el fin de su carrera en los escenarios, algo que hace por orden de los médicos que tratan su enfermedad. «No habrá más conciertos. Ha sido una decisión difícil, porque es un cantante capaz. Pero es orden de los médicos y su salud es más importante», explicó a la revista Variety su hijo Danny Bennett, que también ejerce como su representante.
Tony Bennett ya había anunciado una gira de despedida pero el malogrado momento se ha adelantado en pro de su salud. «No se trata de cantar es, más bien, el viaje. Mira, se cansa. Se ha tomado la decisión de que dar conciertos es demasiado para él. No queremos que se caiga en el escenario, por ejemplo, algo tan simple como eso», añadió su hijo.
Con 95 años, a Bennett aún le queda publicar el álbum de jazz Love for Sale, en el que vuelve a encontrarse con Lady Gaga en este género que ambos han transitado en los últimos años. El trabajo verá la luz el próximo 1 de octubre, aunque uno de sus sencillos, I Get a Kick Out of You, ya se publicó el pasado 3 de agosto, en coincidencia con el cumpleaños de Bennett. Remata así la carrera en directo de una auténtica leyenda de la música norteamericana, responsable de grabaciones para la historia como el sencillo Rags to Riches —que conoció su lugar en el cine de la mano de Martin Scorsese en Goodfellas— y otros grandes estándares de la balada y el jazz vocal, como la posteriormente popularizada por Bobby Vinton, Blue Velvet.
En sus últimos conciertos, varios medios coinciden en que Bennett se mostró en forma y con un dominio de su instrumento vocal muy superior al que se espera de una persona de 95 años. Según informa EFE, algunos asistentes a las actuaciones de la pasada semana llegaron a dudar de que tuviera alzhéimer. Las palabras de su hijo aclaran que si de algún modo debía despedirse de la música, era tal y como ocurrió, cantando: «Aquí es donde ha vivido toda su vida y donde está más feliz: en el escenario, haciendo música».