La Caja de las Letras del Cervantes custodia el «vencer no es convencer» de Unamuno

La Voz MADRID / EFE

CULTURA

La directora de la casa-museo Unamuno, Ana Chaguaceda, muestra el documento ante el arquitecto y nieto del pensador, Miguel de Unamuno Adarraga, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero (d), y el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero (i).
La directora de la casa-museo Unamuno, Ana Chaguaceda, muestra el documento ante el arquitecto y nieto del pensador, Miguel de Unamuno Adarraga, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero (d), y el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero (i). J. P. Gandul | EFE

Las notas manuscritas a modo de acta que reflejan el enfrentamiento entre el rector y el general Millán Astray el 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca fueron tomadas por el catedrático de Derecho Civil Ignacio Serrano

17 jun 2021 . Actualizado a las 23:33 h.

Las notas manuscritas a modo de acta que reflejan el enfrentamiento entre Miguel de Unamuno y Millán Astray el 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca, tomadas por Ignacio Serrano y que recogen la frase «Vencer no es convencer» del intelectual, se custodiarán en la Caja de las Letras. Obra del catedrático de Derecho Civil, testigo del choque, constituye el único documento que constata aquel hecho ocurrido en el paraninfo de la universidad con motivo del Día de la Raza, y que tuvo como protagonistas al rector y el general.

Desde ayer, el histórico documento permanecerá en la caja 1695 de la antigua cámara acorazada de la sede del Instituto Cervantes en Madrid, como parte del legado in memoriam que depositó Miguel de Unamuno Adarraga, nieto del escritor de la generación del 98 y uno de los mayores intelectuales del siglo XX, hasta el 12 de octubre del 2036, un siglo después de la fecha en que fue escrito. Una fecha que su nieto recordó como la ocasión en la que Unamuno «dejó claro para siempre su aborrecimiento del fascismo, eso que algunos, quizá muchos, no saben todavía porque no quieren o no pueden» y un documento que considera el más fiable testimonio de lo que pasó.

Además, se depositó un dibujo hecho por Unamuno que representa a don Quijote crucificado en un árbol, mientras Sancho llora.

Los dos documentos han sido cedidos por la casa-museo Unamuno, según explicó su directora, Ana Chaguaceda, el último de carácter más íntimo y el primero, a pesar de no ser autógrafo de Unamuno, por ser un testimonio que le rinde tributo. El testimonio de Serrano, dos páginas desaparecidas durante 84 años, estuvo inédito hasta hace menos de un año cuando sus biógrafos los hispanistas galos Jean-Claude y Colette Rabaté lo incorporaron a su libro El resentimiento trágico de la vida.

Investigaciones que se reflejaron también en el documental Palabras para un fin del mundo, dirigido y producido por Manuel Menchón, y en el libro La doble muerte de Miguel de Unamuno, de Menchón y Luis García Jambrina, con el que quieren desmontar la versión oficial de los hechos y demostrar que Unamuno «sufrió una operación propagandística por parte de los sublevados para ocultar su figura y su legado».

El manuscrito que recoge el enfrentamiento entre Unamuno y Millán Astray el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. A la derecha, el dibujo de Unamuno que muestra a don Quijote crucificado
El manuscrito que recoge el enfrentamiento entre Unamuno y Millán Astray el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. A la derecha, el dibujo de Unamuno que muestra a don Quijote crucificado

El testimonio de Serrano sobre aquel día relata cómo, tras otros discursos, «tomó la palabra Unamuno para decir que él era vasco por los cuatro costados». Y que agregó «que era preciso imponer una paz porque lo mismo que las mujeres rojas alardean de todos los crímenes y maldades, hay también quienes se regodean entre nosotros con el espectáculo de los fusilamientos». «Hay que darse cuenta de que vencer no es convencer y que en último término eso que se llama la otra España (idea esta superficial) también es España y advierte contra el riesgo de caer en una unidad en la ramplonería», prosiguió Unamuno.

El catedrático añade: «Las palabras de Unamuno produjeron impresión e indignación» y, al término, Millán Astray preguntó si podía hablar. Y habló «en términos enérgicos diciendo que los catalanistas morirán y los que pretendían enseñar cosas averiadas morirán también. Terminó con varios vivas y mueras, entre ellos un abajo la intelectualidad (el adjetivo no se oyó ni el público lo quiso oír; le bastaba lo que había entendido). Después dio vivas a Franco», relata Serrano.

Millán Astray, Unamuno y el obispo Enrique Pla y Deniel acompañan al coche a Carmen Polo a la salida -un tanto tumultuosa- del acto en el paraninfo de la Universidad de Salamanca.
Millán Astray, Unamuno y el obispo Enrique Pla y Deniel acompañan al coche a Carmen Polo a la salida -un tanto tumultuosa- del acto en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. ALMARAZ

«Unamuno llevaba guion escrito de unas palabras y lo consultaba para no decir más que lo que había pensado; de Millán Astray me cabe la duda de si llevaba el propósito de hablar porque cuando empezó un legionario que estaba a su lado le dio un vaso de agua». Según el catedrático, «Unamuno fue imprudente e inoportuno y al final antipatriota pero no todo lo que dijo es censurable» y considera «opinable» lo de que «vencer no es convencer y lo de que hay una unidad en la ramplonería. La afirmación de que era vasco también podría pasar a pesar de ser inoportuna».

«Millán Astray estuvo bien pero fue más lejos de lo debido en cuanto afirmar que ciertos profesores morirán. Estas afirmaciones vienen de quien vienen y dichas delante de un público juvenil excitado a seguir ese camino pueden ser peligrosas», indica.

Las notas del catedrático acaban asegurando: «Me dicen que el casino lo ha expulsado de su cena y que en cambio por ahora no habrá destitución del cargo de rector».

En el acto, Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, ha destacado a Unamuno (Bilbao, 1864- Salamanca, 1936) como un referente en todos los aspectos de la literatura y la creación, inseparable de las figuras de Cervantes y don Quijote.