Arquitectura al límite del encuentro de la tierra y el mar, un patrimonio en riesgo

CULTURA

Factoría de salazón de Tal, Muros. Con el puerto ?último tercio del XIX?, ligado a la sardina.
Factoría de salazón de Tal, Muros. Con el puerto ?último tercio del XIX?, ligado a la sardina. .

Carlos Quintáns lidera la catalogación de construcciones en el litoral gallego

23 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta épocas recientes Galicia ha tenido un trato exquisito con el litoral, una relación extraordinariamente rica con el océano. Lo apunta el arquitecto muxián Carlos Quintáns (Senande, 1962), que cree que los gallegos han realizado históricamente «una forma adecuada de transformación del territorio, que en el ámbito costero es además un territorio complejo». Y debe pensar en que la intervención ha sido casi ejemplar cuando menciona el ejemplo de la Ribeira Sacra al tratar de buscar una equivalencia con un espacio tan especial. Sabe Quintáns en todo caso de lo que habla, ya que es el coordinador científico del proyecto Arquitectura al límite, impulsado por el Muv —Museo Virtual de la Fundación María José Jove— con el apoyo de la Deputación da Coruña.

La investigación estudia el patrimonio arquitectónico situado en la línea de costa de la provincia coruñesa —en una iniciativa que sería deseable que se extendiese a Pontevedra y Lugo—. Por ahora, han recorrido esos 965 kilómetros que separan la tierra y el mar y documentado 300 construcciones atendiendo a tipologías como molinos, conserveras, astilleros, cetáreas, plantas acuícolas, secaderos, puertos, factorías de salazón, edificios de almacenaje y muelles balleneros.

«Las construcciones que nos hemos encontrado han sido realizadas con gran sabiduría —incide el profesor en la Escola Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña—. Son ejemplos maravillosos que conviene analizar a fondo y poner en valor para avanzar en su conservación. ¿Que si hoy se cuidan? Pues no. Y por eso es tan relevante este trabajo, para salvar un patrimonio que está perdiéndose». Quintáns aguarda que este tipo de iniciativas contribuyan al conocimiento y que este sirva para luchar contra la falta de sensibilidad, la escasez de dinero y la irresponsabilidad, tres factores que, dice, sitúan la pelota en el tejado de la Administración. «Si no logramos una reacción —alerta—, este patrimonio está condenado a la desaparición».

Fábrica de bateas en Triñáns, Boiro. Factoría que trabaja artesanalmente con madera de eucalipto.
Fábrica de bateas en Triñáns, Boiro. Factoría que trabaja artesanalmente con madera de eucalipto.

Incluso la norma está contra estas edificaciones, advierte. La Ley de Costas española, dice, por su carácter generalista, «es un mecanismo de destrucción, está pensada para limpiar sistemáticamente este tipo de construcciones». No atiende al detalle, insiste, ni se para a valorar específicamente un caso, cuando lo que precisamente se necesita, prosigue, es el análisis de cada manifestación concreta. «Es tan absurdo —aduce— como que un lugar tan hermoso como Redes [en el municipio de Ares] debería ser demolido si se sigue la legislación en la literalidad de la letra». Claro que todo el mundo ve enseguida la belleza de Redes, y el interés de cuidar este enclave, pero —objeta— hay que aprender a entender el valor patrimonial y etnográfico de cosas que no son tan evidentes. «El territorio no está construido con la excepción, sino con lo común —argumenta Quintáns, en un esfuerzo por ser didáctico—, y lo común, algo como una batea o una cetárea, es muy importante», concluye el arquitecto.

«Hay intervenciones que son lecciones geniales, integradas y resistentes a los embates del océano»

 

 

Con la observación y el conocimiento se aprende a amar este tipo de construcciones. De ahí el interés del proyecto, centrado en localizar lo que todavía se conserva. Un aspecto esencial del método tiene que ver con la importancia de la visión de conjunto, cenital, que los drones hacen posible y que ayuda a comprender su configuración real, además de uniformizar la mirada con que se abordan. «Desde el suelo y en la proximidad, es fácil perder la perspectiva», advierte Carlos Quintáns, cuyo equipo considera crucial el artefacto volador que usan para fotografiar estas manifestaciones industriales, aunque las ya registradas —cerca de medio centenar— son un porcentaje muy pequeño del total. En cualquier caso, las que se podrán ver en la web son muy significativas y funcionan con carácter pedagógico. «Hay intervenciones que son lecciones geniales, no solo perfectamente integradas en el ambiente sino también resistentes a los duros embates del océano Atlántico. Fueron erigidas con solidez, con cabeza», ensalza. Son todas —corrobora— construcciones relacionadas con labores productivas y si acaso con necesidades defensivas, que no se levantaron con un criterio estético.

La exposición de los materiales del proyecto quedará fijada en la web arquitecturalimite.com (operativa a partir de hoy) y la del museo virtual muv.fmjj.org, e incluirá el catálogo con todas las referencias, incluso las que no han sido fotografiadas todavía. La conclusión del programa —iniciado el pasado enero— está pendiente de lograr financiación, de conseguir ayudas públicas, porque el presupuesto disponible ya ha sido agotado.

En la página además se recogerá abundante bibliografía y en el caso de los títulos que estén abiertos se incorporarán sus textos. La investigación ha animado la reflexión sobre evolución, transformación, abandono y reconversión de estas construcciones, así como su impacto en el territorio. Y los vídeos con las charlas de cinco arquitectos se colgarán en formato vídeo. Además de Quintáns —que efectúa una análisis a través de la historia en Dibujando el límite—, están accesibles Un territorio sin fronteras, un territorio de referencias, de Elisa Gallego; Arquitecturas batientes. La arquitectura como mediación en el límite del mar, de David García-Louzao; La arquitectura de los oficios del mar. El patrimonio marítimo del litoral gallego, de Óscar Fuentes; y Ni sagrado, ni salvaje, de Juan Creus.