Jan: «Me interesa hacer partícipe al lector y que se reconozca en los paisajes y los personajes»

Xesús Fraga
Xesús Fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Autorretrato del creador de Superlópez
Autorretrato del creador de Superlópez JAN

A sus 82 años, el creador de Superlópez es un clásico en vida del tebeo

18 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Con 82 años, Juan López, más conocido como Jan, es un clásico en vida de la viñeta en España. Desde 1973 su Superlópez ha cautivado a varias generaciones de lectores.

-Frente a otras tradiciones donde la aventura o la épica tienen gran protagonismo, en la viñeta en España el humor ocupa un papel central. Salvo un par de excepciones, los personajes clásicos, los primeros que nos vienen a la mente, son todos cómicos. ¿A qué atribuye ese peso que tiene el humor en estas historietas?

-El cómic en España, en su origen, se dirigía a los niños, aquellos de principios de siglo o antes, con sus moralinas, fuertemente influidos por la religión, que era autoridad. Se consolidó con los clásicos de la llamada Escuela Bruguera que ha creado este tipo de lector que busca el chiste fácil, y no acostumbrado al cómic como vehículo cultural... Todo lo contrario que pasó en Francia por ejemplo. Pero ya desde los años 60-70 hay diversas corrientes que llevan el cómic por la autopista de la cultura, aunque la mayoría de autores han tenido que recurrir a publicar fuera del país, y todavía...

-En su caso particular, ¿cuáles son las fuentes de su humor? ¿De dónde proviene la materia prima para sus historietas y cómo la trabaja?

-No soy humorista pero las historietas tengo que contarlas con humor, que no es lo mismo que contar chistes uno tras otro, cosa que a mí se me da muy mal. Los problemas contados con humor y de manera indirecta pueden hacer pensar al lector, sin necesidad de atacar de frente, lo que sería un libelo. No puedes hacerlo como si fueras el poseedor único de la verdad verdadera, hay que recurrir al humor al hablar de los problemas que nos afectan y sin sacar la escopeta.

-Quizá el humor sea también un factor determinante para que esas historietas viajen en el tiempo. Varias generaciones ya han crecido con Superlópez, Zipi y Zape, Carpanta, Sacarino…

-Esos son personajes muy diversos, y nunca nos acordamos que antes hubo otros... Superlópez tiene muy poco en común con todos ellos a partir del momento que pude hacerlo a mi manera y fuera de los antiguos «estándares» de la Editorial Bruguera. Todos tenemos la nostalgia de los tebeos y libros que leíamos de chicos y cada generación tenía los suyos...

-Creo, además, que a medida que cambiamos, también lo hace la percepción de los personajes. Igual que al principio lo que nos atraía, por ejemplo, de Sherlock Holmes, eran sus prodigiosas habilidades, ahora lo que nos fascina es su personalidad y su vida cotidiana. Una vida cotidiana que usted nunca ha dejado de mostrarnos con Superlópez…

-Es verdad y se debe a que crecemos y evolucionamos adquiriendo más y mejor conciencia de la vida y la sociedad. Por eso intento que mis historietas tengan varios niveles de lectura, cada edad verá lo que quieren ver en ellos. La cotidianeidad es precisamente la fuente de mis ideas y temas: las noticias de los diarios, de la televisión, la calle misma... y me interesa que el lector se vea como partícipe y se reconozca en los paisajes y los personajes.

-Al mismo tiempo, muchos tebeos nos permiten seguir la historia de los últimos años, y usted también se ha preocupado de introducir esos temas. ¿Ahí también están sus preocupaciones o los temas sobre los que cree que hay que decir algo?

-Una de mis preocupaciones es que mis temas sean actuales, lo que implica el riesgo de que esa actualidad pase y quede obsoleta, pero casi siempre quedará al menos como documento de los ayeres que hemos vivido los que los hayan leído antes. Las temáticas que busco necesito que sean útiles, que indiquen cosas que preocupan o debieran preocupar. Hay veces que son cosas tremendas, como en el caso del cómic Mambrú se va a la guerra. Seremos mejores personas si aprendemos algo de esas cosas.

-Un ejemplo que nos toca muy de cerca en Galicia es «Monster Chapapote». ¿Cómo fue el origen y el proceso de esa obra?

-La noticia fue el origen, su repercusión en la sociedad. Ese álbum era prácticamente de denuncia. Había estado en el salón de Viñetas desde o Atlántico del 2002 y disfrutado considerablemente de esa ciudad a orillas del Atlántico, y cuando pasó lo del Prestige me conmocionó más por ello. Tenía que hacerlo.

-En esta colección se incluyen dos títulos de Superlópez, «La casa amarilla» y «El trastero infinito». ¿Qué le puede adelantar a los lectores de lo que se encontrarán en ellos?

-La casa amarilla se basa en un trozo de la vida de los pintores Van Gogh y Gauguin cuando el primero intentaba reunir un grupo de pintores afines del Impresionismo en la Maison Jaune de Arlés, una casa que hoy ya no existe pues sufrió daños por un bombardeo de la segunda guerra mundial y hubo de derribarse, pero el entorno está casi igual y allá fui a documentarme para esa historieta. En cuanto a El trastero infinito, es un divertimento basado en la teoría de los «agujeros de gusano» combinada con una crítica al excesivo interés en los juegos de ordenador e Internet. Espero que los lectores de La Voz se lo pasen bien con ellos

-Estos personajes fueron protagonistas de un momento de gran efervescencia de la industria del tebeo en España, que luego no se ha mantenido. ¿Qué ocurrió? ¿Lo ve como una oportunidad perdida?

-¡Simple evolución! La vida social y el desarrollo moderno no se detiene, evolucionamos, progresamos (o eso creemos, aunque yo a veces lo dudo) y los tebeos se vuelven obsoletos. También cuando se inventó el automóvil había mucha reticencia y ahora a nadie se le ocurre ir de Barcelona a Mataró a caballo... No sé cómo será el futuro pero nadie ni nada puede parar esa evolución basada en que si una cosa da dinero se hará, si no, no...

-Ahora que vivimos un auge de series, vemos también que el medio televisivo recurre en gran medida a la literatura y a la viñeta para proveerse de historias. ¿Cómo ve ese tránsito del papel a la pantalla, teniendo en cuenta que alguno de sus personajes ya ha hecho ese viaje?

-Siempre he dicho que ese fenómeno demuestra la falta de ideas propias de la industria del cine, y de su deriva comercial. Actualmente la cultura del superhéroe americano es lo más comercial de esa industria. La película de Superlópez me ha gustado en general, se hizo bien, pero está dentro de esos esquemas comerciales. Yo echo de menos las buenas películas de antaño. No lo considero un tránsito del papel a la pantalla porque no creo que el Superlópez que yo dibujaba tenga nada que ver con el protagonizado por Dani Rovira, por mucho que se haya basado en él. Lo mismo pienso con respecto a los demás superhéroes.

-Además de en el 2002 también pasó por Viñetas en el 2013. ¿Qué recuerda de la experiencia?

-La feria de cómic de Viñetas desde o Atlántico es una de las mejores, quizá la mejor de España, por su nivel cultural, organización creativa y diversa, además la ciudad, A Coruña, es muy agradable y su gente también. Espero y deseo que siga celebrándose...