Contra la pureza como alma del flamenco

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El Niño de Elche, en plena actuación en A Illa, en el 2016, es un ejemplo del flamenco más libre de la escena actual
El Niño de Elche, en plena actuación en A Illa, en el 2016, es un ejemplo del flamenco más libre de la escena actual MARTINA MISER

La editorial Malpaso rescata el ensayo clásico más heterodoxo de José Luis Ortiz Nuevo y que cumple 25 años desde su aparición

22 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Alegato contra la pureza de José Luis Ortiz Nuevo (Archidona, Málaga, 1948) se ha convertido en un clásico heterodoxo sobre el flamenco en los 25 años que cumple desde su primera aparición, en 1996, en PM, un pequeño sello barcelonés. Desde entonces incorporó adendas, modificaciones, incluso correcciones o leves arrepentimientos, hasta casi duplicar su extensión, gracias a la edición que preparó Barataria en el 2010 y que ahora viene de rescatar Malpaso.

Ortiz Nuevo emplea un estilo que mezcla un aire arcaizante con un amago vanguardista, en un planteamiento que juega a anclarse en el lenguaje de los gacetilleros del siglo XIX. Todo ello redunda en un caos no siempre medido que incluye como en un pastiche pensamientos y textos de otros y que le sirven a él para lanzar (disparar, diríase) su retahíla de reflexiones y aforismos, invectivas y reconvenciones en favor de un arte libre que no ha de dar cuentas a nadie. Historiador, investigador y profundo conocedor del universo flamenco, que fundó y dirigió la Bienal de Flamenco de Sevilla y coordinó el equipo redactor de la memoria para la declaración del flamenco como Patrimonio Oral de la Humanidad, arremete en su personal ensayo contra los apocalípticos -algunos tan insignes e informados como José Manuel Caballero Bonald y Antonio Gala, en distinta medida, eso sí-, muchos de los cuales se pasan la vida advirtiendo del peligro que amenaza esta cultura -y que comporta incluso la muerte, la extinción- por mor del desconocimiento (y la falta de respeto) de la tradición.

El libro tiene mucho de reivindicación poética y de ejercicio de emoción íntima que se lee de forma volandera y engañosamente ligera. Y una pregunta resuena en el aire: ¿cómo ha de ser la pureza el alma de un arte, como el flamenco, de naturaleza absolutamente mestiza?