La Berlinale entrega su Oso de Oro a la brillante provocación de Radu Jude

José Luis Losa

CULTURA

Fotograma del filme de Jude «Mala suerte follando o porno chiflado»
Fotograma del filme de Jude «Mala suerte follando o porno chiflado»

El realizador rumano pone en la picota la historia del poder en el siglo XX en su país

06 mar 2021 . Actualizado a las 14:00 h.

Esta Berlinale virtual materializó el elevado nivel de su sección oficial con un Oso de Oro valiente para uno de los grandes autores del panorama internacional, Radu Jude, quien con el premio para su osada Mala suerte follando o porno chiflado recibe las credenciales de ganar su segundo festival clase A, que no por ser en la distancia del online posee menos valor. Son inatacables los merecimientos de esta película, un tríptico en el cual Jude no duda en arrancar con las imágenes bien explícitas de una filmación de porno hardcore amateur para, a partir de ellas, construir un feroz entramado de genialidades encabalgadas en una exhibición de humor negro y cáustico. Y lo hace para poner en la picota la historia del poder en el siglo XX rumano que es -desde el mariscal Antonescu al conducator Ceaucescu- la del negro totalitarismo. Y el ácido y pandemónico discurso del filme llega hasta el presente, con las sombras de la nada dudosa corrupción de los nuevos gobernantes.

Es verdad que había en la competición al menos otras tres películas que en su grandeza artística hubieran sido igualmente opciones con méritos para el Oso de Oro. Una de ellas, Rueda de fortuna y fantasía, recibió lo que viene a ser la plata, el Gran Premio del Jurado. Su autor, el japonés Ryusuke Hamaguchi, descubierto en Cannes hace algunos años, entra por todo lo alto en el Gotha de los autores mayores de este tiempo y ofrece otra historia dividida en tres partes, donde el amor como posesión enfermiza o como capacidad para la venganza se sirve con una arrolladora fuerza que niega la sororidad para hilar una inquietante idea fuerza de la conquista y la seducción como lucha donde todo vale y no hay treguas.

Pero se caen de la foto del palmarés las otras dos obras de magnitud memorable vistas estos días: Petite maman, de Céline Sciamma y, sobre todo, Fabian, del alemán Dominik Graf. Y sus ausencias descosen por fuerza la justicia de unos premios que a partir de esta falla recaen en obras prescindibles. El Premio del Jurado para Mr. Bachman y su clase, de la alemana Maria Speth, y sus casi 4 horas de documental sobre un profesor que ejemplifica el humanitarismo al ofrecer futuro a un grupo de estudiantes de 15 países diferentes con dificultades para conocer el idioma -llegan de Turquía, Rusia o las extintas repúblicas soviéticas- posee valor cívico a raudales. A mí ver al profe yayo tocándoles Bella Ciao con su guitarra a sus chavales durante 234 minutos me hace revolverme en el sofá y me invita a darle en el ordenador al ya comentado botón del pánico que permite acelerar el visionado en esta nueva realidad festivalera.

La actriz Maren Eggert se lleva el premio y un robot tentador

En la lista de premios olvidables hay que citar el de interpretación, el Oso de Plata para la alemana Maren Eggert, quien en la fantaciencia atontada de I’m Your Man se resiste pero acaba cediendo a las virtualidades de un robot a lo hombre diez, un humanoide como de pasarela de tentadores. Y me parece una barbaridad concederle la dirección al húngaro Dénes Nagy por el filme bélico y plúmbeo Luz natural. El jurado, muy prohúngaro, premia como mejor secundaria a Lilla Kizlinger, por la también magiar Forest, un pretencioso intento de fabricar siete clímax existenciales como en clave de un Bergman de muy mal rollo. El premio a la contribución artística (que llevó históricamente el nombre de Alfred Bauer hasta que hace un año descubrieron que Alfred había sido un poco nazi) suena a regalo de tómbola al recaer en la astracanada de falso documental gratuito del mexicano Alonso Ruizpalacio en Una historia de policías. De esta pedrea solo firmo que el coreano Hong Sang-soo se lleve al menos el mejor guion por su comprimida pero certera Introduction: 61 minutos. Gracias, Hong.