El cine combativo de Chloé Zhao, mejor drama y dirección, evita que Amazon y Borat capitalicen una noche empañada por los errores técnicos y la falta de diversidad
01 mar 2021 . Actualizado a las 23:27 h.Los Globos de Oro amanecieron tocados tras los sobrios festejos de su 78.ª edición. Y no solo por el coronavirus y la carencia absoluta de glamur y de emoción (con los ganadores recibiendo la noticia en sus hogares, incluso en pijama). Solo el cine poderosamente combativo y social de Chloé Zhao impidió que las plataformas de contenidos web acaparasen obscenamente la noche. Con su película Nomadland -que ya ganó el último Festival de Venecia-, la realizadora china afincada en Estados Unidos dignificó una gala que a punto estuvieron de capitalizar Amazon y su apuesta por el histriónico cómico Sacha Baron Cohen -Borat, película film secuela-, que se llevó los reconocimientos a la mejor comedia y al mejor actor de comedia (para el propio Baron Cohen, también guionista de la cinta). Catorce años después de su primera aventura, Borat, el cuarto mejor periodista de Kazajistán, vuelve ruidosa y exitosamente a América. Con su adaptación del libro-reportaje de Jessica Bruder -que además ataca modelos de explotación capitalista como la compañía fundada por Jeff Bezos-, Zhao se alzó con dos de sus cuatro nominaciones -mejor drama y dirección, las más importantes.
Pero no fue Borat lo que estragó la velada. Al contrario. El covid estuvo a punto de arruinarla con una concatenación de errores técnicos en las videoconferencias que fueron salvando con oficio -pese a los más de cuatro mil kilómetros que las separaban, las interrupciones de las llamadas y las más de tres horas que duró la cita- las presentadoras Amy Poehler (Los Ángeles) y Tina Fey (Nueva York), que apenas contaron con una pequeña audiencia en la gala celebrada en el angelino hotel Beverly Hilton.
Fueron las propias Poehler y Fey las que cogieron el toro por los cuernos para abordar la polémica que rodeaba los Globos de Oro, entre acusaciones de corrupción y nepotismo que manchan la organización, que impulsa la HFPA (Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood), a la que se reprocha no tener un solo integrante negro e ignorar a los artistas afroamericanos. «La HFPA está formada por noventa blancos heterosexuales», ironizó Poehler sobre una entidad acusada últimamente de jugar al monopolio y buscar tratos de favor al no permitir nuevos miembros y proteger como en un «pequeño comité» sus contactos con los estudios de Hollywood.
Como en una muestra de justicia poética, Chadwick Boseman -muerto en agosto a los 43 años de cáncer de colon- se llevó a título póstumo el Globo de Oro al mejor actor de drama por su papel en La madre del blues, un filme sobre la cantante Ma Rainey.
«The Crown», «Gambito de dama» y «Schitt’s Creek» dan a Netflix una victoria apabullante en las series
Si David Fincher y su Mank se fueron de vacío de esta deslucida ceremonia -es verdad que el Globo de Oro al mejor guion se lo llevó Aaron Sorkin por El juicio de los 7 de Chicago, otro proyecto de Netflix-, la plataforma que lidera Ted Sarandos obtuvo una victoria incuestionable, apabullante, en el terreno de las series, sobre todo, de la mano de The Crown. La producción sobre la familia real británica se hizo con las estatuillas de mejor drama, actor y actriz principales (para Josh O’Connor y Emma Corrin, respectivamente) y actriz de reparto (Gillian Anderson). Pero es que Netflix acaparó también el premio a la mejor serie de comedia con Schitt’s Creek (que, además, obtuvo la distinción de mejor actriz de comedia por el trabajo Catherine O’Hara) y la miniserie con Gambito de dama (que también mereció el galardón a la mejor actriz de miniserie por el desempeño de Anya Taylor-Joy como la joven y brillante ajedrecista). Apenas dejó Netflix las migajas, que se repartieron Jason Sudeikis (mejor actor de comedia por Ted Lasso), Mark Ruffalo (actor de miniserie por La innegable verdad) y John Boyega (mejor actor de reparto por Small Axe).