Fallece el guionista francés Jean-Claude Carrière, fiel escudero de Luis Buñuel

Héctor J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El guionista francés Jean-Claude Carrière (1931), en Toledo, en el 2011, ante el lienzo del Greco «El entierro del conde Orgaz»
El guionista francés Jean-Claude Carrière (1931), en Toledo, en el 2011, ante el lienzo del Greco «El entierro del conde Orgaz» ISMAEL HERRERO | efe

Sus trabajos para el genio aragonés eclipsaron otras brillantes colaboraciones suyas con directores como Berlanga, Malle, Forman o Rappeneau con películas como «Tamaño natural», «Milou en mayo», «Valmont» y «Cyrano de Bergerac»

10 feb 2021 . Actualizado a las 05:10 h.

«Calculo que Buñuel y yo habremos comido juntos dos mil veces, algo de lo que no pueden presumir muchas parejas», decía Jean-Claude Carrière a María Conde el 18 de octubre del 2000 en una entrevista que publicó al día siguiente La Voz con motivo de su presencia en Pontevedra para promocionar un ciclo sobre el realizador de Las Hurdes. Carrière (Colombiéres-sur-Orb, Languedoc-Rosellón, 1931) respondió así cuando se le preguntó por su estrecha relación con Luis Buñuel, con el que trabajó durante casi veinte años. Fue su fiel escudero, colaboró con el genio de Calanda en buena parte de los títulos clave que este filmó, y el vínculo profesional incluso se extendió a su hijo Juan Luis Buñuel y a la que fue esposa de este Joyce Sherman Buñuel.

Pero también escribió guiones -e incluso desempeñó como actor- para otros destacados cineastas. A la obra de algunos de ellos está asimismo estrechamente ligado, como por ejemplo Milos Forman, para quien firmó los libretos de ¡Viva María! (1965), Juventud sin esperanza (1971), Valmont (1989) y Los fantasmas de Goya (2006), y Volker Schlöndorff: El tambor de hojalata (1979), Círculo de engaños (1981), El ogro (1996) y Ulzhan (2007).

Carrière, que no sufría enfermedades y seguía activo -trabajó en la cinta de Julian Schnabel Van Gogh, a las puertas de la eternidad (2018) y estrenó el pasado julio Le sel des larmes (2020), de Philippe Garrel-, murió el pasado lunes a los 89 años. El escritor falleció «mientras dormía» en su casa de París, según informó su hija pequeña, Kiara Carrière.

Graduado en Literatura e Historia, comenzó en el cine rodando en 1961 el cortometraje Rupture, un campo en el que triunfó enseguida al lograr un año después el Óscar al mejor corto por Heureux anniversaire. Mucho después, más de 50 años, en el 2015, Hollywood le añadió la estatuilla honorífica por su gran contribución al oficio cinematográfico. Sin embargo, él no fue nunca complaciente con el cine estadounidense, al que reprochaba buscar únicamente el valor comercial -frente a la visión europea, decía, en la que primaba el amor al séptimo arte- y con frecuencia instaba a los Gobiernos a seguir el modelo francés y dotarse de herramientas políticas para proteger la producción propia.

La obra de Carrière quedará para siempre unida, como coautor, a la figura del mago aragonés, de cuya colaboración salieron filmes como Diario de una camarera (1964; se conocieron un año antes en el Festival de Cannes), Belle de jour (1967), La vía láctea (1969), El discreto encanto de la burguesía (1972), El fantasma de la libertad (1974) y Ese oscuro objeto del deseo (1977).

Pero su talento y tesón -están detrás de más de 150 guiones- ha favorecido el alumbramiento de otras abundantes obras hermosas como Tamaño natural (Berlanga, 1974), Liza (Marco Ferreri, 1972), Salve quien pueda, la vida (Godard, 1980), Milou en mayo (Louis Malle, 1990), Cyrano de Bergerac (Jean-Paul Rappeneau, 1990), La caja china (Wayne Wang, 1997), El artista y la modelo (Fernando Trueba, 2012)... Trabajó también con Jesús Franco, Jacques Deray, Héctor Babenco, Patrice Chereau, Andrzej Wajda, Nagisha Oshima y muchos otros realizadores.