-¿Cómo es capaz de encarnar este tipo de personas tan extrañas? ¿Se parece en algo Crowe a sus personajes?
-Yo también me lo cuestiono, no crea. Incluso el protagonista de Gladiator no es un gran personaje. En su vida ocurren ciertas circunstancias que lo ponen en una determinada situación y él se deja llevar reaccionando ante lo que le ocurre. Pero, desde el principio, se está alejando de la vida que ha estado llevando, y quiere volver y hacer otra cosa, porque en realidad no quiere estar allí. Me resulta divertido recordarlo. Siento que es ya otra vida, hace tanto tiempo. Leí algo el otro día que se suponía que era una crítica positiva sobre mí, aunque en realidad no lo era. El tipo dijo que realmente disfrutó la película porque es bueno verme haciendo algo más que un cliché en las epopeyas de Ridley Scott. Es ridículo. He hecho con él dos, de un total de 36 películas, pero para un crítico soy un cliché que hace epopeyas con Ridley todo el tiempo.
-¿Lee lo que se escribe sobre usted en revistas y periódicos, sobre su trabajo?
-Bueno, la lectura simplemente surge. No lo voy buscando. No es como si tuviera que coger un pico y una pala y bajar al fondo de la mina [risas]. Soy un tipo duro, puedo leer las críticas. Me parece interesante lo que dice la gente sobre mí. Las perspectivas que adoptan, las excusas que se les ocurren.