En este sentido, los museos son un potente indicador de la disparidad que todavía hay: en marzo de este año, el Museo del Prado contaba con apenas diez pinturas hechas por mujeres en sus salas con más de 1.000 obras expuestas. En museos como el Reina Sofía, el porcentaje de autoría conocida de obras se distribuye entre un 82,1 % de adquisiciones de hombres y un 17,9 % de mujeres. En la década que va del 2009 al 2019, el MARCO de Vigo dedicó un 32 % de sus exposiciones individuales a mujeres artistas. Ante este panorama, obras como la de Ignotofsky ayudan a traer a las artistas el reconocimiento que siempre se han merecido.
El mensaje de la autora para las nuevas generaciones de mujeres artistas es uno de perseverancia. «¡Sigan dibujando! Cuando eres joven es el momento para experimentar con el arte, arriesgarse y construir habilidades. Eso solo puede lograrse trabajando en el oficio cada día. Además, el arte es una buena forma de resolver problemas en forma visual. Es una herramienta poderosa. Hay preguntas que pueden guiar tu trabajo: ¿Puedes usar el arte para mejorar algo?, ¿cómo crear algo hermoso que lo demuestre?, ¿puedes usar tu arte para reparar algo, o hacerlo más funcional y accesible?, ¿qué estás diciendo con tus obras? ¿cuál es la mejor forma de comunicar tu mensaje?», apuntó.