«Adiós fantasmas», de Nadia Terranova

X. F. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

blasso cannarsa-opale | libros del asteroide

La escritora italiana compone un sutil retrato del impacto psicológico y emocional de la desaparición de un padre

26 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No es casual que Adiós fantasmas se abra con una cita de de Natalia Ginzburg. Nadia Terranova (Mesina, Sicilia, 1978) comparte con la autora de Léxico familiar no solo nacionalidad y origen insular, sino que su libro también compone una indagación sobre la emoción y el misterio que sujetan los lazos de parentesco. Si en el clásico de Ginzburg esa cata de la memoria arrancaba con el retrato del padre, en la narración de Terranova es precisamente la ausencia de esta figura la que condiciona el relato.

La narradora, Ida, regresa a Mesina para ayudar a su madre en la tarea de poner a la venta la casa de su infancia. El reencuentro, materno y doméstico, reactiva una serie de recuerdos y emociones con los que el personaje había convivido, entre el conflicto y el olvido. Su marido, Pietro, es una de las figuras a las que Ida recurre para plantear sus sentimientos, una estrategia que también hace partícipe al lector, que entra de la mano de su protagonista en sus esferas más íntimas: las pesadillas recurrentes que siguieron a la desaparición del padre son uno de los ejemplos. Las reflexiones, las conversaciones con vecinos y conocidos, arman también ese retrato del desasosiego que acompaña a Ida en el tránsito de la infancia a la adolescencia, primero, y a la vida adulta después.

Zozobra

Terranova construye con habilidad y sutileza la zozobra de quien vuelve una y otra vez sobre sus recuerdos para tratar de encontrar las claves que le pasaron inadvertidas y así interpretar los hechos que han acabado por causar dolor, a la vez que se somete a esa pregunta implacable pero imposible, de lo que queda fuera de campo: «También somos responsables de lo que no hemos querido ver». Un proceso que desemboca en una ofrenda catártica que ratifica como definitiva la melancolía que sobrevuela toda la historia.