El cine periférico

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

07 oct 2020 . Actualizado a las 11:03 h.

A saber si los académicos cayeron en la cuenta, pero cerraron su terna candidata con tres películas coproducidas en Galicia (O que arde) y en Euskadi (La trinchera infinita y El hoyo), con lo cual ponen en valor a la producción periférica como signo de los tiempos, con dos de ellas participadas por Francia y Luxemburgo, otro dato a tener en cuenta en estos tiempos de globalización. Por supuesto que por cine periférico se entiende otra cosa vinculada al tino y al tono de un filme más próximo a la orilla del mercado, más autoral si se prefiere. Pero justamente Oliver Laxe, Jon Garaño y Aitor Arregui, así como José Mari Goenaga y el debutante Galder Gaztelu-Urruti, navegan por esos mares sin por ello renunciar a dotar de sello personal a una buena historia. Si Laxe se sumerge en el furor incendiario para retratar un furor también emocional, Garaño, Arregui y Goenaga regresan a los claustrofóbicos tiempos de la posguerra con el miedo retratado en la figura de un topo, y Gaztelu-Urruti propone una descorazonadora distopía sobre el ser humano y su violencia innata. Solo se trata de una terna de preselección y, aunque otros filmes sean los que conformen el quinteto finalista, estos ya reciben ahora el importante premio de la visibilidad. Otro cine español es posible y el espectador debe asumirlo. Finalmente, en especial para Laxe, a la larga lista de galardones previos (Cannes, Mar del Plata, Gaudí, Feroz, Ourense…), le supone su consolidación, que no es poco, haya Óscar o no.