La Voz ofrece este domingo «Cubridle el rostro», la primera novela de P. D. James

La Voz REDACCIÓN

CULTURA

P. D. James, durante una firma de libros en la ciudad alemana de Colonia, en el 2013
P. D. James, durante una firma de libros en la ciudad alemana de Colonia, en el 2013 smalltown boy | Creative Commons

El libro inauguró la exitosa serie del célebre poeta-detective Adam Dalgliesh

15 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En la literatura policial buena parte del éxito recae sobre el atractivo que el protagonista pueda ejercer sobre los lectores. Y, en ese sentido, el detective Adam Dalgliesh, creación de la escritora británica P. D. James, juega en la misma liga de estrellas que Poirot, Holmes o Maigret, por citar solo tres nombres indiscutibles. Su condición de viudo, el celo con el que defiende su vida privada, su otra faceta, la de poeta, conforman un retrato que con el paso del tiempo y de los libros se ha ganado un espacio privilegiado entre los muchos aficionados de las novelas negras o de intriga. No es de extrañar que James confesase en más de una ocasión que era incapaz de matar a su personaje.

Dalgliesh se dio a conocer en Cubridle el rostro, el debut novelístico de P. D. James y que La Voz ofrece este domingo a sus lectores por 5,95 euros dentro de su colección de grandes éxitos de misterio, intriga y suspense. La trama se plantea al modo de las historias clásicas del género: un asesinato rompe la apacible rutina de una mansión campestre en un idílico paraje rural de Inglaterra, aunque bajo esa superficie corren asuntos sin resolver y nada es lo que parece... Aunque a James no le hacía demasiado gracia la comparación, es fácil comprobar que con historias de este calibre muchos la considerasen la heredera natural de Agatha Christie como «la gran dama del crimen»

Presentación

Cubridle el rostro fue la tarjeta de presentación perfecta para Dalgliesh y le permitió a su creadora iniciar su carrera literaria, recompensando así el esfuerzo que había invertido en la escritura. Casada con un médico del ejército, tuvo dos hijas durante los duros años de la Segunda Guerra Mundial, cuidó de su esposo enfermo y trabajaba para la Seguridad Social antes de obtener un puesto en el Ministerio del Interior. «Si no hubiera escrito sería menos feliz», reconoció James en el año 2001 cuando visitó España para promocionar su autobiografía La hora de la verdad. En 1979 pudo jubilarse de sus trabajos administrativos y entregarse por completo a la escritura.

Títulos como Muertes poco naturales, Mortaja para un ruiseñor y, sobre todo, Sabor a muerte -incluida en la selección de las cien mejores novelas policiales de todos los tiempos por los colectivos inglés y norteamericano de autores del género-, impulsaron su popularidad, a la vez que Dalgliesh era objeto de adaptaciones a la radio, el cine y la televisión. Al mismo tiempo, su puesto en el ministerio, en contacto con los departamentos de gestión policial y forense, le suministró detalles con los que reforzaba el realismo de sus libros. Un aspecto, el de la atención al detalle, que ella consideraba clave, y que relacionaba con una mirada femenina, como autoras de la talla de Patricia Highsmith.

Hasta catorce títulos pudo escribir con Dalgliesh como protagonista, novelas en las que exploraba, como hizo en Cubridle el rostro, círculos aparentemente cerrados: desde la jerarquía de la Iglesia hasta clínicas privadas, el mundo de la abogacía y los tejemanejes de la política. En 1991 fue nombrada baronesa y ocupó un lugar en la Cámara de los Lores. Cuando falleció en el 2016, a los 94 años, para muchos volvió a quedar vacante el trono que ella misma había ocupado al morir Agatha Christie.

Próxima entrega: «Los secretos de Connaught Square», de Anne Perry

La próxima entrega de la colección de La Voz, el próximo domingo 23, llevará al lector a la Inglaterra victoriana de la mano de Anne Perry. En Los secretos de Connaught Square el inspector Thomas Pitt deberá resolver el caso del asesinato de un joven diplomático destinado en la fascinante ciudad de Alejandría.