Emma Ríos: «El wéstern, como las películas de samuráis, es un género fascinante»

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Emma Ríos, en una exposición de su obra en la Fundación Seoane
Emma Ríos, en una exposición de su obra en la Fundación Seoane PACO RODRÍGUEZ

La dibujante gallega acaba de ganar un premio Eisner por «Bella Muerte»

26 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El jueves se publicó la edición española de Bella Muerte 3. La rata (Astiberri) y en la madrugada de este sábado llegó desde la Comic-Con de San Diego una excelente noticia para la serie de la dibujante Emma Ríos (Vilagarcía, 1976) y la guionista Kelly Sue DeConnick (Ohio, 1970): un premio Eisner en la categoría de mejor portada. Los galardones anuales se equiparan en el mundo de la historieta a los Óscar en el del cine, por lo que suponen de respaldo de la industria y visibilidad para los ganadores. Ríos ya había sido candidata antes. «La verdad es que es algo muy difícil, porque, en realidad, lo que son los Eisner en sí, las nominaciones las hace el jurado, pero luego es casi votación popular. Son profesionales de la industria, pero aquello es inmenso y yo vivo aquí. Es bastante flipante [risas]».

-¿Entonces no trasnochó para saber los resultados en directo?

-No, no, no me lo esperaba para nada. Además, habiendo estado nominada antes… Son cosas que te hacen mucha ilusión, sobre todo porque te das cuenta de que te da exposición para tus libros y, en el fondo, ahora mismo estoy trabajando por mi cuenta y con bastante riesgo en libros que son independientes. No es lo mismo ganar un Eisner por Pretty Deadly [título de Bella Muerte en inglés] que por haber hecho algo en Marvel. Esto ayuda muchísimo: te da más visibilidad, vendes más libros y al final puedes hacer trabajos más pequeños y más rarillos como Mirror y así. Se agradece un montón. Hay que ir a lo práctico, aparte de que me hace mucha ilusión, por supuesto. Recibí muchas palabras muy amables y sientes que has llegado a la gente.

-El premio distingue la portada del cómic, que es casi todo un género en sí mismo.

-Claro, porque además, tal y como funciona el mercado norteamericano, que vendes los libros con una antelación de tres meses por la portada, precisamente, digamos que sí que es un género en sí mismo. Allí la venta funciona con Previews: el libro sale anunciado en este catálogo que piden las tiendas. Cuando llega, los clientes pueden acceder a las obras, pero, en principio, las cogen las tiendas. Es lo que vende el libro. Es algo bastante particular.

-Debe de ser un mercado difícil.

-Es muy complicado, porque está inundado de títulos. Bella Muerte o Mirror, los libros que yo tengo, compiten con grandes editoriales como Marvel o DC y sus crossovers, con todos sus personajes. Hay que hacerse un hueco en las librerías, que también tienen sus problemas, porque no tienen derecho a devolución, tienen las tiendas llenas… es difícil llegar ahí. Es el mayor problema para el mercado independiente. Competir ahí, hacerse un hueco, y en unos premios que son bastante mainstream, pues es bastante sorprendente.

-De hecho, buena parte de los españoles que trabajan en Estados Unidos lo hacen con superhéroes. Un premio Eisner a un cómic independiente tiene más mérito.

-Quiero pensar que sí. Aparte del mérito, en serio, reclamo la parte pragmática: espero que la gente compre más libros [risas]. Me hace especial ilusión porque no contaba con ello. Es verdad que en los últimos años los Eisner se han acercado un poquito más al cómic independiente y si ves los ganadores son todos bastante particulares, como Mariko Tamaki, aunque ella también está trabajando ahora con superhéroes. Es verdad que quizá está empezando a mezclarse un poco, pero sí es cierto que para conseguir algo con una votación que es básicamente popular, tienes que tener mucha visibilidad y necesitas una plataforma importante. Pero estoy supercontenta con el resultado.

-En «Bella Muerte» confluyen muchos géneros, principalmente la fantasía y el wéstern, pero visto desde otra perspectiva a ese mundo tan masculino que asociamos con los filmes que vimos en la infancia...

-Realmente es wéstern de primer arco, aunque es verdad que Ginny sigue siendo un poco el vaquero solitario del tebeo. A pesar de todas esas referencias masculinas, es imposible no verte reflejada desde tu visión, desde la soledad, el sentido de la justicia, la mala hostia. Yo veía esos mismos wésterns de pequeña: me sentaba en el brazo del sofá, montaba a caballo, que me flipaba y fue lo primero que aprendí a dibujar, pero tampoco pensaba «estas cosas son de señores». El wéstern es un género fascinante, como las pelis de samuráis, que tienen un lenguaje propio, muy visual, unos elementos formales increíbles. Si te paras a pensar en cosas como Leone, es casi surrealismo puro, estaba flipado con De Chirico, con Dalí y está gente. Y claro, es inevitable no verse reflejado en ese universo que parece mágico, con esos personajes, cuando tienes ocho o nueve años, es normal. Veía los wésterns con mi padre y el tema de Leone lo tengo muy arraigado desde la infancia.

-Entre esas muchas referencias hay algunas, como los cantares de ciego, que remiten a Galicia.

-Sí, hay un montón de cosillas que es natural que vayas metiendo, especialmente al tratarse de un equipo multicultural. De hecho, el tebeo nuevo que estoy haciendo para el mercado norteamericano tiene mucho de Galicia, de la terriña, es inevitable. Los japoneses trabajan muy bien con estas cosas en el manga y anime. Son algo culturalmente muy cerrado, pero funcionan a nivel global, porque la base es la misma, la ambientación resulta muy reconocible. Me parece lo más normal, si estás hablando en primera persona a través de tu trabajo, incorporar elementos culturales tuyos.

Una colaboración artística trasatlántica y «en zapatillas»

La colaboración, mar por medio, entre la dibujante gallega y la guionista norteamericana, se beneficia de esta era de hiperconectividad global. Emma Ríos le ve inconvenientes y ventajas. Entre los primeros, asuntos prácticos como reuniones editoriales, que se beneficiarían de la proximidad. «Pero en general no veo ninguna diferencia: yo trabajo aquí, en zapatillas, y me ayuda encerrarme a hacer mis cosas», reconoce entre risas. El tercer título de la serie está ambientado en Hollywood, pero Ríos ya puede avanzar que en próximas entregas aparecerán, entre otros, la llegada de los vikingos al continente americano; la Primera Guerra Mundial, vista desde una perspectiva más norteamericana, y los años de la ley seca y la Gran Depresión de la década de 1930.

 

Los galardones también distinguen «La casa», de Paco Roca, y la librería sevillana Nostromo

El reconocimiento al trabajo de Emma Ríos como portadista no ha sido el único premio Eisner que ha llegado desde San Diego a España. También Paco Roca se ha llevado un galardón por su cómic La casa y la librería sevillana Nostromo ha cosechado una distinción en la categoría reservada a estos establecimientos.

Paco Roca (Valencia, 1969) venció en el apartado de mejor edición de material internacional con La casa, editado en español también por Astiberri, y que ya había sido elegido el mejor cómic nacional del 2015, a juicio de los libreros. En sus páginas, el autor propone una historia con varios niveles de lectura a partir del reencuentro de tres hermanos para decidir qué hacen con el chalé de vacaciones en la costa tras la muerte de su padre. La casa tiene un componente de disección de las relaciones familiares, tanto entre dos generaciones como en un nivel horizontal, con las ilusiones, reproches y lazos propios de los vínculos de sangre. Pero también hay otra forma de abordarlo, desde los efectos del desarrollismo, la construcción propia de la época y esa herencia, a la par que la familiar, en un contexto más social.

El Eisner se suma así a los reconocimientos a la trayectoria de Roca, Premio Nacional de Cómic en el 2008 por Arrugas, una historieta que fue adaptada al cine con participación gallega, como también otra obra posterior suya, Memorias de un hombre en pijama. En su carrera destacan también otros títulos, como Los surcos del azar y El invierno del dibujante

La mejor librería

Por su parte, la tienda sevillana Nostromo ha merecido el galardón Will Eisner Spirit of Comics Retailer al mejor establecimiento de este tipo del mundo. Ya había optado el año pasado a este mismo premio, que finalmente se ha llevado en este 2020. El local español competía con Kingpin Books, de Lisboa; Coffee and comics, de Nueva York, y las también estadounidenses Rogue City, en Meadford, y Space Cadets de Oak Ridge North. «¡Somos la mejor tienda de cómics del mundo!», anunciaron ayer los responsables de la librería en tuit. «Y esto ha sido posible gracias al apoyo de todxs vosotrxs», añadieron.