«No consigo terminar una película»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

xoan a. soler

A Salomé Lamas no le interesa el cine militante: «Me interesan las hipótesis»

16 jun 2020 . Actualizado a las 08:47 h.

Hay un garabato en la mente de Salomé Lamas. Un ovillo de líneas que se mezclan, que giran sobre sí mismas para después estirarse. Que se unen y se separan, que van hacia adelante y después regresan. «No consigo terminar una peli. Nunca terminaría nada si no hubiese otra peli, otro proyecto. Para mí es muy penoso cerrarlo». La cineasta lisboeta habla de su garabato despacio, escogiendo las palabras. Regresa al 2014, cuando nació Extinçao, el viaje hacia un conflicto congelado en Europa del Este, la historia de Transnitria, tierra de nadie, el país de alguien. Un territorio independentista. Una frontera que existe y a la vez es inexistente, empezó a doblarse, a retorcerse y a avanzar en ese garabato genial que habita en su mente. «La frontera es vista en nuestra sociedad como algo dañino, algo que nos separa. Pero es más complejo. Existe la nostalgia de la frontera. Cuando mueves una frontera la gente que está ahí va a cambiar».

La frontera de Extinçao apareció en el 2018. En el garabato había crecido otros muchos proyectos. Y después, llegó Extraction. The raft of the Medusa, un proyecto que habla de cambio climático. Y también de fronteras. De como el norte «se ha estado comiendo literalmente al sur». De como, sin embargo, son interdependientes. La línea de Extraction, comenzó por el punto que Adelina von Fustenberg enseñó a Salomé Lamas. «Ha partido de un encargo, de hacer un corto de cinco minutos para una antología que habla de las cuestiones climáticas, que conciencie a las personas». Un proyecto de gran peso político.

«Extraction es al final una alegoría para hablar de la crisis climática». Un grupo de bailarines se hacinan sobre una pirámide blanca, que representa el hemisferio norte, mientras sobre ellos otra pirámide invertida, creando algo así como un reloj de arena, es madera quemada. Negra. Es el hemisferio sur. Del que se extrae materia prima. ¿Por qué pirámides? «Porque son también símbolos de poder que han sido utilizadas históricamente».

«De alguna forma es una escultura y todo ha sido pensado de manera que haya una correspondencia con la balsa de la Medusa». Hay todo un montaje matemático de la adaptación de la balsa a esa escultura. Sobre el suelo, carbón. En el cielo, un buitre, símbolo de extinción. «Eso se uso para la producción fotográfica», no para la película.

Porque el corto es solo una parte del proyecto. La otra es una publicación en la que se han recopilado todos los materiales que de algún modo han contribuido a crear esta alegoría sobre la crisis climática. Si para Salomé Lamas la creación de esta película ha sido un proceso sobre todo «diplomático», la redacción del texto es «Quizá lo no oficial ha sido el contraste, porque he hecho la cosa más panfletaria que haya hecho en mi vida, el texto».

Sonríe antes de proseguir mientras la sala Numax, en la que presentó tanto Extinçao como el ibro de Extraction, va llenándose poco a poco. «La alegoría tiene un código que quizá te distancia. No estás con la gente, no es orgánico, no estás respirando ahí». Pero es quiza «la única posible de representar todas esas cosas que creo que no se cierra en un corto de diez minutos».

Lo mismo ha ocurrido con texto. «Isabel Ramos que colaboró conmigo y yo escribimos diez textos para la misma imagen. Después llegamos a un texto síntesis», un texto que dialoga con otros muchos actores. Con otros textos. Un texto que podría ser eterno.

Preocupaciones humanas

«El ser humano no está preocupado por la extinción del planeta o de los animales. Estamos preocupados por nosotros y no es sobre la humanidad global, es sobre mí, sobre lo que necesito». El cine de Salomé Lamas es un espejo al que la sociedad tiene que enfrentarse. «La balsa de la Medusa de Gericault fue una gran polémica, un shock para mucha gente. Los inmigrantes que están muriendo en el Mediterráneo ya no son una polémica para nosotros. Este proyecto es sobre eso».

La no ficción es también una responsabilidad. «Cuando manejas lo real estás exponiendo asuntos que son privados en público. Hay que tener algo de responsabilidad con eso, no solo con la gente con la que trabajas, también con quien compartes la peli, con quien la mira». A Salomé Lamas no le van las respuestas. «No me interesan las tesis, me interesan las hipótesis y plantear muchas, porque normalmente los temas que manejo son muy complejos y mayores que yo y que la gente con la que trabajo delante y detrás de la cámara».

Salomé Lamas se define a sí misma como una coleccionista. «No creo que esté llegando a ninguna parte con las películas que hago en mi camino personal, pero es como una colección». No hay un final. Un punto de llegada. «Es solo un camino y un acumular de experiencias que te llevan a trabajar, a tener respuestas». Y un desafío que consigue afrontar con honestidad. «La única forma de solucionarlo para mi éticamente ha sido decir, es una extracción, un transacción», concluye.