Junto a su gran amiga la actriz Charo Soriano, protagonizó varios recitales a comienzos de los 90 -Poemas a dos voces- e hizo con Victoria Vera una versión de Lulú, de Wedeking.
A mediados de 1995 volvió a los escenarios con El beso de la mujer araña, en esta ocasión con Jorge de Juan, al tiempo que seguía con sus recitales de poesía, como el que presentó en 1996 en homenaje a Alberti, el que protagonizó dedicado a Gerardo Diego o el que hizo con María Jesús Valdés dedicado al matador de toros Manolete.