Jesús Pardo: periodista, traductor y autor insólito

Xesús Fraga
X. Fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Jesús Pardo, retratado en Madrid en el 2014
Jesús Pardo, retratado en Madrid en el 2014 BENITO ORDOÑEZ

Su trilogía memorialística, iniciada con «Autorretrato sin retoques», figura entre lo más logrado del género

28 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Periodismo, traducción y literatura centraron la trayectoria de Jesús Pardo Santayana, que llevó una vida agitada en el terreno informativo, alcanzó el grado de políglota y dejó una obra insólita, especialmente brillante en el terreno memorialístico, donde las tres facetas se fundieron en una.

Su recorrido arrancó de verdad donde el de muchos, en el Café Gijón, pero tomó vuelo de verdad en Londres: allí abrió los ojos a la auténtica democracia, como relató a este periódico en el 2014, cuando con 87 años publicó su último libro, Rojo perla, una novela con un periodista como protagonista. Aparecían por ella personajes gallegos, como el buscavidas y superviviente Lourido, o Romeiro, trasunto de Alejandro Armesto, director de Efe cuando Pardo trabajaba en ella. El gallego era uno de los idiomas que manejaba y de los que traducía -aseguraba que su sistema para dominar una lengua era empaparse durante un mes con un diccionario y una gramática-, aunque se centró especialmente en el sueco, el italiano y el inglés.

Como escritor cultivó la poesía y novelas personalísimas, que iban desde el mundo clásico (Yo, Trajano, Aureliano) a la demolición del Santander clasista de su infancia (Ahora es preciso morir). Aquel libro escandalizó a sus antiguos convecinos, pero no fue nada comparado al efecto causado por su primer volumen autobiográfico, Autorretrato sin retoques, en el que dibujaba un crudo fresco del franquismo, donde pocos salían bien parados, empezando por el propio Pardo, que era implacable consigo mismo. «Soy un español insólito», admitía sobre esta maniobra potencialmente suicida, a la vez que advertía que no le movía el ánimo de venganza: «Me parece fútil». Lo completó en Memorias de memoria y Borrón y cuenta vieja.