Mercedes Fisteus: «Ahora hay verdaderas cazas de brujas porque la gente no sabe usar las redes»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Los abuelos y el padre de Fisteus son de Melide
Los abuelos y el padre de Fisteus son de Melide SANDRA ALONSO

La autora de origen gallego recupera los juicios por brujería de Salem en su novela «Dentro de dos años»

15 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La cacería de brujas de Salem (Massachusetts) es el escenario elegido por Mercedes Fisteus, (Villablino, León; 1995) para su novela debut, Dentro de dos años. Un trabajo que le ha valido a esta autora por la que corre sangre gallega -«mis abuelos y mi padre son de Melide»- para alzarse con el Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla.

-¿Por qué la elección de la caza de brujas de Salem? No tendrán nada que ver las meigas...

-[Ríe]. Siempre me interesó la figura de las mujeres poderosas a lo largo de la historia y eso te lleva inevitablemente a la figura de la bruja, de la bruja supuestamente mala, pero también a aquella bruja que es como una mujer empoderada. Entonces, fui estudiando la historia de esta figura y Galicia es un territorio que tiene mucha tradición, como las meigas en modo de curanderas. También hay muchas leyendas y Santiago es un lugar especial. Lo fui estudiando empezando a través de la Inquisición española. Entonces, llegué a los episodios de caza y, aunque en España hay mucha historia de aquelarres, de figuras de brujas..., de caza hay episodios muy concretos y no son tantos. Están sobre todo en el norte, algunos en León y en Galicia hablamos, por ejemplo, de María Soliño; pero la caza más importante es la de Salem. Me interesó mucho y vi que había mucho material, muchas adaptaciones cinematográficas y literarias, pero veía que todos iban en una misma línea: hacer una serie de personajes, que eran descendientes de esas falsas brujas pero en modo real, mujeres que, al final, tenían poderes mágicos. Yo quería recuperar la historia original y que la gente la conociera. Así, investigando llegué a la figura del juez principal.

-Al que convirtió en el personaje principal de su historia.

-Sí, porque al ser el juez principal es muy influyente en la historia. Así, fui encontrando elementos novedosos, como una relación con España, que no había visto nunca; recuperas el mensaje del machismo imperante y tocas un poco lo que pueda quedar actualmente; y abordas también el macartismo con Miller, que siempre lo relaciono con la situación actual, porque parece que no puedes decir nada y, además, con las redes e Internet siempre va a más. También recuperé viejas glorias, sobre todo de las leyendas populares, como eran esas historias de los tratos con el diablo. Al final, era un compendio de aspectos muy interesantes que le daban un nuevo aire y me servía para estudiar el personaje principal y estudiarlo en relación al arrepentimiento, al remordimiento, que es algo que está poco tratado en la literatura.

-Hace un viaje al siglo XVII en el que también lo deja patente en el lenguaje empleado, como el caso del juez. ¿Cuál fue el mayor reto al construir esta novela?

-Iría por ahí, precisamente. La ambientación es la parte más difícil en esta novela y en cualquiera que tenga un componente histórico. Sí es verdad que la ventaja que yo tenía es que sobre Salem hay mucha información y, además, como hay una parte de ficción, las mismas adaptaciones que ya existen te van dando pistas de cómo puedes hacerlo. Pero es difícil porque buscas cómo era el lugar entonces, mapas antiguos, las ropas, lo que comían, cómo hablaban... Al final, de lo que se trata no es de ser purista, porque no soy historiadora, sino de conseguir que el lector se vea envuelto en ese ambiente que no tiene nada que ver y no debe tener nada que ver con el mundo en el que vivimos.

 -Aludió a la caza de brujas y a la libertad a la hora de escribir, ¿sigue habiendo ahora?

-Hay cierta caza de brujas en el sentido de que una persona ya no tiene la libertad para decir cualquier cosa en redes -sea positivo o negativo para la opinión común- porque todo el mundo se le echa encima. Todavía está encima de la mesa el debate de hasta dónde llega la libertad de expresión y lo que puede comprender o no. Otros debates, como el machismo o el feminismo, sí que están encima de la mesa y, poco a poco, se está aclarando, pero lo otro no veo que llegue a ningún lado. Y hay verdaderas cazas de brujas porque la gente no sabe utilizar las redes ni Internet. Además, la gente es presa -por eso me gustó utilizar la historia de Salem- de la histeria y del enfado; y la manera de expresar todo eso es ir a las redes y hablar, sin pensar en lo que dicen. Luego hay una verdadera caza porque, además, es un material que queda en Internet y que se puede recuperar en cualquier momento y te lo van como recordando continuamente.