Javier Vielba, cantante de Arizona Baby: «No me metí en la música para montar un Instagram chulo»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

La banda vallisoletana llega este sábado a Santiago reafirmando su condición de últimos mohicanos del rock a la vieja usanza

28 feb 2020 . Actualizado a las 10:49 h.

Javier Vielba, cantante y guitarrista de Arizona Baby, decidió hacerse músico abducido por el rugido de  Kurt Cobain y Nirvana en los primeros noventa. «Me flipaban las guitarras, los decibelios, la banda cerquita del público y salir de allí sudado y con los oídos pitando», recuerda. Se trata de un mundo, el de la preeminencia del rock como lenguaje de la música popular, que parece resquebrajarse. «Yo no me metí en la música para montarse un Instagram súper chulo o para ser influencer, sino para compartir una manera de expresarme artísticamente», señala. Y se distancia.

Él y sus compañeros Rubén Marrón (guitarra) y Guillermo Aragón (batería y percusiones) se consideran algo así como los últimos mohicanos de un modo de entender la música. «No queremos parecer unos viejunos, ni una gente desconectada de la realidad, pero sí que es cierto que nuestro mundo ha cambiado», recalca. «No es que el rock esté muerto ni obsoleto, pero este devenir de los tiempos, en los que los políticos activan la cultura desde la concejalía de turismo y donde con una mano hacen un festival y con la otra cierran tres salas no es del que nosotros venimos».

La banda de Valladolid llega esta mañana a Santiago (sala Sonar, 22.30 horas, 15/18 euros) dentro de la gira de presentación de Sonora (2018), un álbum que responde a sus presupuestos de rock acústico enraizado en el blues pero con miradas en múltiples direcciones. Una de ellas, bastante novedosa en este paso, se encuentra en la psicodelia. «Realmente en nosotros siempre ha estado presente, aunque ahora se note más», confirma este artista que vio la luz en el grunge y desde ahí alumbró la toda la historia anterior del rock.

Lo explica. Desde el calambre inicial al mapa trazado: «Se nos ve en las hechuras que nos gusta mucho la música con la que crecimos de los ochenta y noventa, a su ver bebía de otras de los sesenta y setenta. Toda esa música de la era Woodstock y la contracultura tenía mucha psicodelia, pero también había blues, country y rock n’ roll. Todo estaba conjugado de una manera bastante natural. Esa manera de ver el sonido nos ha influido. La psicodelia es más un factor que un estilo. Es como el punk. Son ramalazos más de personalidad y de espíritu que de un sonido propiamente dicho. También creo que está el espíritu pop y otra novedad son los sonidos negros, más funk y más soul».

Música en movimiento

Tome los caminos que tome, el sonido de Arizona Baby adquiere a los pocos segundos la sensación de tren en marcha. «Nuestra música es viajera y en movimiento -opina Vielba-. Puede acompañar muy bien en un viaje en tren o en coche, viendo pasar el paisaje por la ventanilla». En este álbum, además, captura algo que ocurría normalmente en los directos: la expansión del sonido hasta lugares insospechados.

«En el disco tenemos un desarrollo instrumental expansivo», dice el cantante. Se refiere a Just Say It’s So, un tema de 14 minutos. «Todo eso viene de desarrollos que hacemos en directo, un poco en plan jam-band -continúa-. Procede de la música con la que crecimos también. Smashing Pumpkins subían a un escenario y no tocaban los hits uno tras otro. Eso se hace ahora, porque protestan los fans en Twitter. En los noventa era normal que un grupo subiera a un escenario y se cascase una improvisación de media hora. El público flipaba. Era algo que no estaba en el disco y sentía que le habían dado algo más Eso lo queríamos plasmar en el aún disco. Luego una cosa lleva a la otra».