«Domino»: terrorismo en la tierra de Andersen

eduardo galán blanco

CULTURA

Rolf Konow

Solo se salvan los primeros minutos del último filme de Brian de Palma, antes de que el largometraje se entregue al delirio

25 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Brian De Palma, que durante los años setenta y ochenta nos obsequió con un puñado de pequeños clásicos del cine de género -Hermanas, El fantasma del paraíso, Fascinación, Doble cuerpo, El precio del poder, Corazones de hierro…-, al contrario que algunos de sus compañeros de generación -nombres de más relumbrón como Scorsese o Woody Allen-, ha ido languideciendo en las garras de la industria norteamericana, mecanismo triturador que ya no está para espíritus locos. A pesar de las estupendas Femme fatale, La dalia negra o Redacted, De Palma no dirigía desde el 2011 y el destino lo llevó a un sindiós coproducido entre cinco países, un proyecto engendro en el que -según palabras del actor danés Nikolaj Coster Waldau- «se terminó el dinero, huían productores y nos pasamos semanas, sin hacer nada, en Bélgica, esperando». Nos hacemos una idea del frente en el que tuvo que luchar el director de Carrie.

«No aquí, en la Dinamarca de los cuentos de hadas», dice el policía interpretado por Soren Malling, antes de ser herido por un terrorista del ISIS en Copenhague. Algo así debió pensar De Palma, mientras rodaba esta película atroz, lastrada por un guion disparatado. Waldau -el Jaime Lannister de Juego de tronos- interpreta al colega que vengará al compañero, con la ayuda de la también policía y amante del fallecido encarnada por el ectoplasma Carice Van Houten -también en Juego de tronos-, los dos metidos en líos contra la CIA y viajando -para cumplir con todos los coproductores- más que el baúl de la Piquer.

Los primeros minutos de la película aún tienen un pase, con Waldau persiguiendo al malo por los tejados de Copenhague y agarrándose a los canalones cual el Jimmy Stewart de Vértigo o el Harrison Ford de Frenético -Hitchcock, tótem de De Palma, y Polanski, revisándolo-, pero, luego, el horror llega inexorable, especialmente en esa secuencia delirante, de siete minutos a cámara lenta, con los protagonistas intentando detener a los terroristas -¡en la plaza de toros de Almería!- en la que el director quiere dejar la marca de la casa, en plan la escena potemkiana del carrito del bebé de Los intocables de Eliot Ness o la del ascensor en Vestida para matar. Pero el Bolero de Ravel, acompañando peleas, drones y malvados terroristas, es puro tripi.

«DOMINO»

Dinamarca-Francia-Bélgica-Italia- Holanda, 2018.

Director: Brian De Palma.

Intérpretes: Nikolaj Coster-Waldau, Carice Van Houten, Eriq Ebovaney, Guy Pearce, Mohammed Azaad, Soren Malling, Paprika Stein, Younes Bachir.

Thriller.

89 minutos.