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CULTURA

Suzuki y la Sinfónica, durante un ensayo
Suzuki y la Sinfónica, durante un ensayo osg

El japonés Masaaki Suzuki y una formidable OSG ofrecieron una satisfactoria lectura de obras de Mozart, Haydn y Mendelssohn

27 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El japonés Maasaki Suzuki (1954), especialista en Bach, estuvo al frente de la OSG en el noveno concierto de abono. Su propuesta: Obertura de Don Giovanni K. 527, de Wolfgang A. Mozart (1756-1791), Sinfonía n.º 97, Hob.1/97, de Joseph Haydn (1732-1809), y la Sinfonía n.º 3, op. 53 «Escocesa», de Felix Mendelssohn (1809-1947).

Las obras de Mozart y Haydn transitan por el puente del estilo galante y el del sturm und drang (tormenta e impulso, propuesto por Goethe y Schiller entre otros), que antepone el sentimiento al racionalismo, y desemboca, Beethoven mediante, en la subjetividad plena del romanticismo.

La fuerza dramática de Mozart empieza a mostrarse a partir de Idomeneo (1781) y tiene expresión poderosa en Don Giovanni (1787), perfectamente anticipada en su obertura con todos los matices sombríos de lo que es un vero spoiler del denominado dramma giocoso. La lectura de Suzuki y la OSG, altamente satisfactoria.

Haydn ya estaba impregnado de aquel impulso cuando, liberado de los Sterházy, viaja a Londres invitado por P. Solomon y compone sus sinfonías Londres. Esta 97 conserva equilibrio, proporcionalidad y tiene el nuevo carácter. Tantea en los primeros movimientos y a partir del Minuetto entra en un progresivo danzable que en el Presto assai muestra regocijo. Cabal planificación de Suzuki en cuanto a ámbitos, dinámica, tempi y energía y cabal la respuesta de la orquesta.

Mendelssohn, que nació el mismo año de la muerte de Haydn, hereda de este, de Mozart y de Beethoven gran riqueza creativa, además de la de Bach a través de su maestro Zelter, que enriquece su excelente formación. De su viaje a Inglaterra en 1829, con parada en Escocia, dejó como impronta la obertura La gruta de Fingal, y sugestivas acuarelas. Quedó impresionado por la belleza del paisaje. Y llevó en su estro la idea de una sinfonía, que iniciada ese mismo año, concluiría en 1842, nutrida de recuerdos y sentimientos bucólicos, dedicada a la reina Victoria. El gesto austero de Suzuki, claro y aun temperamental, condujo a versión plena de obra tan redonda. Otra vez formidable la Sinfónica de Galicia y excelentes sus solistas: Ortuño, Hill, Ferrer y Harriswangler, prolongadamente aplaudidos en unión del director.