Lo que no se vio de los Goya: el beso de Almodóvar a Benedicta, el vestido de Sara Montiel y un «¡Estefaníaaa!»

C. Aldegunde REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

La gala dejó un sinfín de anécdotas entre bambalinas, y alguna que pasó desapercibida para los telespectadores durante la propia entrega

27 ene 2020 . Actualizado a las 09:20 h.

La gala de los Premios Goya dejó un sinfín de anécdotas entre bambalinas, y alguna que pasó desapercibida para los telespectadores durante la propia entrega de premios. En una gala larga, en la que de nuevo los discursos de agradecimientos por momentos se hacían eternos, al igual que algunas introducciones a los galardones. El humor, la música y las reivindicaciones de la mano de los maestros de ceremonias Silvia Abril y Andreu Buenafuente sirvieron de hilo conductor para unos premios Goya en los que Benedicta Sánchez fue la primera premiada en subir al escenario para recoger el premio a mejor actriz revelación mencionando la Galicia Meiga y Almodóvar se impuso una vez más en su batalla con Amenábar de la mano de Dolor y Gloria, que se llevó tres de los premios más importantes: mejor actor para Antonio Banderas, mejor director y mejor película. 

El beso entre Benedicta y Almodóvar

Precisamente una de las imágenes que los espectadores no pudieron ver porque ocurrió poco después de que finalizase la gala fue el tierno gesto entre Benedicta Sánchez y Pedro Almodóvar. Cuando iban a hacerse la foto con todos los premiados, el director de Dolor y Gloria saludó a la actriz de O que arde, dándole un tierno beso en la mano. «Es como si un misil me mandara a la luna», aseguraba a Efe poco después de recoger el galardón. ¿Podría convertirse la de O Corgo en la próxima musa del manchego?

 

El emotivo homenaje a Marisol 

 Uno de los momentos más emotivos de la noche fue el homenaje a Marisol, en el que Amaia interpretó el tema Canción de Marisol, y más tarde su hija Celia Flores también se subió al escenario para cantar uno de los temas que su madre hizo célebre. El guion contemplaba que ella y su hermana mayor María Esteve, que es actriz, fuesen las encargadas de recoger el galardón y dar las gracias en nombre de su madre, como ya habían anunciado horas antes en las redes sociales, despejando por fin la incógnita de si Marisol acudiría por sorpresa o no a la entrega de premios. Pero en el último momento decidieron saltarse el protocolo y hicieron subir al escenario también a su hermana Tamara, psicóloga de profesión, que no pudo contener la emoción al escuchar las palabras que María Esteve le dedicaba a Pepa Flores.

Chema Moya | EFE

«Hace más de 30 años que nuestra madre tomó la firme decisión de bajarse de los escenarios y apartarse de los focos y platós para siempre. Hoy, emocionada, contenta y súper agradecida a la Academia y a los compañeros y sus mensajes bonitos de estos días, no se lo está perdiendo desde una televisión grande y un lugar tranquilo», comenzaba. «No podemos sentirnos más orgullosas de recoger este premio: ella no se lo cree y no es consciente de que ha hecho feliz a muchas personas a lo largo de su carrera», señalaba, tras recibir el Goya de manos del actor Emilio Gutiérrez Caba. «Por eso, hoy solo queremos decirte, querida mamá, que desde ese lugar en calma que has querido y tanto te ha costado, la profesión que te ha visto crecer tiene este reconocimiento tan bonito: disfrútalo porque, querida Pepita, este Goya de Honor es para ti», terminaba entre los aplausos del público. 

El grito viral «¡Estefanía!» se cuela en la gala

Algunos de los espectadores no se dieron cuenta de un momento que ocurrió en la recta final de la gala, cuando un sonoro «¡Estefanía»! se coló apenas unos segundos antes de que se diese a conocer que Belén Cuesta se llevaba el Goya a la mejor actriz. Alguien entre las gradas del Martín Carpena de Málaga emuló el ya mítico grito de Christopher, persiguiendo por la playa a la desesperada a su novia, también conocida como Fani, que tuvo lugar esta semana en el reality La isla de las Tentanciones que emite Mediaset. Mientras algunos observaban perplejos el momento espontáneo, otros se reían con este particular crossover y también hubo muchos que mostraron su disconformidad por lo que consideraron una falta de respeto. 

El tercer cumpleaños de Banderas

Antonio Banderas recogió su primer Goya como actor (tenía ya el Goya de Honor), justo cuando se cumplían tres años del infarto que estuvo a costarle la vida. «Si mi cardiólogo está viendo esto tiene que estar flipando, tengo el corazón desbocado», bromeaba. «Hoy se cumplen tres años desde que sufrí un ataque al corazón. No solo estoy vivo sino que me siento vivo». Él fue el encargado además de cerrar la gala en su Málaga natal, con un número de su musical A Chorus Line.

«Estoy pagando a Batman para ver si se carga al Joker», bromeaba sobre sus escasas posibilidades de arrebatarle el Óscar al mejor actor a Joaquin Phoenix. 

Volver a dejar cómo estaba el Martín Carpena

Salir de Madrid supuso un reto para la organización de los Goya, que tuvo que transformar el palacio de los deportes de Málaga en un auditorio donde sentar a las grandes estrellas del cine español. Los comentarios sobre la comodidad de las sillas (donde muchos apuntaban que no parecían precisamente confortables, se sucedían en las redes) y algunos periodistas compartieron en vídeo el laborioso trabajo que el equipo técnico tuvo que hacer una vez terminada la gala. 

Una alfombra roja cuajada de detalles

A pesar de que miles de ojos estaban pendientes de la alfombra roja, muchos de los secretos de los estilimos pasaron desapercibidos a primera vista para los telespectadores. Un ejemplo es el caso de María Casado, presentadora de La mañana de La 1 y presidenta de la Academia de la Televisión, que acudió con un vestido de Sara Montiel que le había prestado su hija Thais. Maribel Verdú y Carmen Arrufat apostaron por un maquillaje inspirado en la famosa serie Euphoria, mientras que la actriz Pilar Ordóñez desfiló por la alfombra roja con un vestido de Agatha Ruiz de la Prada sobre el que llevaba una chapa con un código QR con su nombre y su web. 

La actriz Pilar Ordóñez
La actriz Pilar Ordóñez JORGE ZAPATA | EFE

James Rhodes acudió a Málaga luciendo en la solapa de su esmoquin un pin del Betis, mientras que muchas actrices lucieron impresionantes joyas, muchas de ellas de la firma Bárcena. Ángela Molina optó por unos pendientes de oro del finales del siglo XIX, mientras que Nieves Álvarez llevaba unas joyas de Bulgari que habían pertenecido a la actriz italiana Gina Lollobrigida. Toni Acosta llevaba un vestido con un bordado con 448 perlas cosidas a mano. Algún botón menos llevaba Belén Rueda en sus guantes a tono con el vestido verde aguamarina de Benjamin Friman, hechos en piel, perforados y pintados a mano, con adorno de 42 botones a lo largo de cada guante.

Pierde en los Goya y arrasa en los Annie 

Aunque finalmente Buñuel en el laberinto de las tortugas se llevó el Goya a la mejor película de animación, Klaus, la película de Netflix que opta al Óscar en la misma categoría, arrasó con siete estatuillas en los premios Annie, los equivalentes a los Óscar en animación. 

Los Goya, lo más visto del día

La gala de los Premios Goya, transmitida este sábado en directo por TVE, fue el programa más visto del día al congregar a casi 3,6 millones de espectadores, un 26 % de la cuota de pantalla, levemente inferior a la del año pasado. Según ha informado este domingo RTVE, la gala sumó 3.598.000 espectadores (26 % del total) y llegó a reunir en algún momento de la noche a más de nueve millones de seguidores. En el 2019 la ceremonia del cine español fue vista por más de 3,8 millones de personas con una cuota media de pantalla del 26,2%, la mejor desde el 2010, según Efe.