Paso atrás y rayo de luz

Sabela Pillado

CULTURA

25 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En la pasada edición de los Goya, precedida ya por la del 2018, se auguraba cierta alegría y cambio en cuanto a la representación de las mujeres en las nominaciones. Este año han venido a cumplirse los pronósticos de los últimos meses: la representación femenina, sacando las categorías de actriz o las habituales de vestuario/maquillaje/peluquería, es casi inexistente, especialmente en las candidaturas más «importantes». Cierto es que ahí están Belén Funes en dirección novel, Isabel Peña compartiendo candidatura en guion adaptado o Carla Pérez en dirección de producción. Pero sabe a muy poco, en una edición con tan solo un 14 % de nominaciones para las mujeres. Lo dicho, un paso atrás en el tímido avance que parecía logrado. Y es que está claro que la presencia femenina con más fuerza de esta edición será, sin duda, el Goya de honor a Pepa Flores -que no Marisol-, una actriz que fue fenómeno de masas, mito infantil y luego erótico, producto de una industria que la usó sin compasión y rebelde con conciencia política cuando creció. Un ejemplo de lucha y coherencia que es parte de la historia de nuestro cine. Por Pepa, mujer y mito.