Sensibilidad atlántica para la arquitectura mediterránea

x. f. REDACCIÓN /LA VOZ

CULTURA

Imagen de la propuesta del equipo de arquitectos gallegos
Imagen de la propuesta del equipo de arquitectos gallegos

Tres licenciados en A Coruña, premiados en el certamen Europan por su propuesta para una antigua fábrica en la localidad de Oliva

29 dic 2019 . Actualizado a las 21:43 h.

Decía Gonzalo Torrente Ballester sobre el Atlántico y el Mediterráneo que no era lo mismo ver salir el sol tras el mar que ver cómo el océano se lo traga. El clima y la orografía son condicionantes que se reflejan, por ejemplo, en la arquitectura. Y una mirada ajena puede revelar aspectos que la costumbre vuelve invisibles. Esa sensibilidad atlántica con respecto a la tradición arquitectónica mediterránea puede haber influido en el éxito que tres jóvenes licenciados en la Escuela de A Coruña han obtenido en el concurso Europan. Los gallegos Adrián de Arriba, Estela Darriba y Guillermo Pomar -con Miguel Fernández en el equipo- fueron distinguidos con el segundo premio por su propuesta para intervenir una antigua fábrica en la localidad valenciana de Oliva. Para reconvertir ese espacio de Els Rajolars en un entorno de residencias temporales, formación y experiencias laborales, los arquitectos echaron mano de elementos como el ladrillo de vidrio, una reinterpretación del ladrillo cerámico tradicional con el que se construyó la fábrica.

Los tres arquitectos gallegos: Adrián de Arriba, Estela Darriba y Guillermo Pomar
Los tres arquitectos gallegos: Adrián de Arriba, Estela Darriba y Guillermo Pomar

La intervención preservaría la atmósfera singular de Els Rajolars, propio del Mediterráneo. «A diferencia de Galicia, donde necesitamos protegernos más del clima, allí se utilizan las celosías y la cerámica para crear espacios intersticiales, espacios de transición entre el interior y el exterior -describe Pomar-. «Aunque visualmente a veces no lo percibas, el exterior siempre está presente, en la ventilación o la luz».

La propuesta se enmarca también en una sensibilidad por el entorno —combinando la tradición fabril con el arraigo de los cultivos y la presencia dominante del mar en el paisaje— y los criterios de sostenibilidad. «Es necesario respetar la arquitectura existente, que tiene mucho valor y mucha historia, pero, sin duda, el cambio de utilidad de estas fábricas nos invita a introducir nuevos medios para revitalizar este lugar», afirman los arquitectos.

Una vista interior de la propuesta de intervención
Una vista interior de la propuesta de intervención

Los arquitectos trabajan en un entorno también mediterráneo, en el estudio RCR, aunque los proyectos que los emplean son de alcance global: España, Bélgica, París o Asia. RCR ganó el Pritzker en el 2017, pero sus responsables apuestan por una filosofía de trabajo que busca la colaboración más que la jerarquía, becarios incluidos. «En el estudio tenemos mucha libertad para proponer y debatir. Nos sentimos muy cómodos trabajando», concluye Pomar.