Jacinto Ruiz: «Hay que denunciar la doble moral con que la sociedad trata la prostitución»
CULTURA
En su nueva novela, «Tres días y medio», el escritor y periodista narra cómo las mujeres luchan por su lugar en un mundo hostil
19 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Trece años de silencio literario podrían llamar la atención del lector, pero a poco que se indague se verá que Jacinto Ruiz (Madrid, 1947) no ha parado desde entonces, incluso después de dejar el periodismo en activo. Sus exposiciones de pintura, sus libros técnicos -el último, el que dedicó a los museos científicos coruñeses, que presenta el 14 de enero- o su hija adolescente -la que le recomienda que lea la nueva y pujante literatura juvenil- han ocupado su tiempo desde que en el 2006 publicó Canción para un engaño. Este jueves dará a conocer en A Coruña en la Fundación ONCE (20.00 horas) su segunda novela, Tres días y medio (Lautana Editorial), en la que -sin abandonar los límites del thriller- cambia radicalmente su propuesta para servir una obra «más coral y compleja» que da cabida a la denuncia social, la intriga y un cierto tono de reportaje periodístico, explica el autor.
Todo comenzó con una noticia que hace unos años leyó en La Voz de Galicia sobre una joven rumana que logró huir en Vigo de las garras de una red de trata de mujeres, que la mantuvo retenida casi cinco años para explotarla en sus clubes de alterne. Ella inspira el personaje que sustenta el relato, pero, anota Ruiz, son varias la mujeres que protagonizan su libro y «todas muestran una gran personalidad para enfrentar el destino y luchar por encontrar su lugar en el mundo», en un escenario hostil. «Me preocupa el tema de la emigración y una de sus derivaciones, esa gran lacra social del proxenetismo y la violencia sobre la mujer que acompaña este fenómeno. Y hay que denunciar la doble moral con que la sociedad trata la prostitución, que por un lado se criminaliza y condena, y por el otro se asume como algo inevitable. Todos sabemos dónde están, muy visibles, los burdeles y los lugares en que este infierno se produce de un modo paralegal, tugurios donde las mujeres son usadas como mera mercancía».
Los desvalidos
Un aspecto que el autor celebra especialmente de su novela es que, desde la ficción, de alguna forma, «desenmascara figuras habituales de nuestra vida que nos hemos acostumbrado a soportar y que crecen a base de estropear la existencia de los demás, generalmente los más desvalidos». Tampoco se ahorra las conexiones que el poderoso entramado de la venta de drogas tienta con políticos, policías o abogados.
Como contrapunto de la chica rumana que -venida de las orillas del mar Negro- cae en manos de las mafias de la prostitución en Vigo, que llevan aparejado el negocio del narcotráfico, se yergue el audaz personaje de Alicia Fernández, inspectora del Cuerpo Nacional de Policía, una investigadora atípica que «sabe distinguir entre servir a la ley y servir a las personas, y que, cuando ambas vocaciones entran en colisión, elige la segunda». Mario, un periodista ambicioso, un poco cruel y egoísta, obsesionado con desmantelar el entramado corrupto, podría resultarle un buen aliado en su labor.
Fernández es una de esas mujeres fuertes de la novela que, junto al final abierto de la historia, sospecha Ruiz, le dará pie a escribir una nueva entrega protagonizada por la funcionaria. Es más, ya tiene en mente la narración y cree que repetiría algún otro personaje. «Si de algo estoy satisfecho con este trabajo, es de la fuerza de los personajes, sobre todo de las mujeres», incide para subrayar que son mujeres que encaran no solo los problemas causados por agentes externos sino también sus propios miedos y temores. Son personajes, insiste, que crecen en la novela, personas ordinarias que se convierten en extraordinarias, que logran emanciparse, que concluyen el relato siendo muy distintos de lo que eran al comienzo.
Cuando aún no ha esbozado la continuación de Tres días y medio -el título alude a la duración del viaje en autobús que trae a España a los migrantes rumanos-, Jacinto Ruiz ya trabaja en otra novela ambientada en el Congo recién independizado de Bélgica, adonde llega un médico gallego enviado por Naciones Unidas para luchar contra la viruela. «Todos los periodistas -confiesa- llevamos dentro un escritor, debes decidir si lo dejas salir o no».