Extremoduro o la liberación del Robe

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

CULTURA

EXTREMODURO EN UN CONCIERTO EN EL 2012 EN A CORUÑA
EXTREMODURO EN UN CONCIERTO EN EL 2012 EN A CORUÑA PACO RODRÍGUEZ

El maestro de Plasencia ha acabado desprendiéndose de todas sus cargas, incluida la gigantesca banda a la que él y Uoho acaban de poner fin

01 nov 2021 . Actualizado a las 18:19 h.

La evolución de Extremoduro, desde aquellos primeros pasos de aire macarra, salvaje y follonero en Plasencia, cuando los años 80 boqueban, hasta su última y multitudinaria gira, hace cinco años, con más de 300.000 entradas vendidas para correr tras la presentación de Para Todos Los Públicos, es la historia de la liberación de su fundador, Robe Iniesta.

Con el paso del tiempo, el Robe se ha ido desprendiendo de todo. Del malditismo seminal que a él, en sus propias palabras a La Voz en el 2014, se la sudaba ampliamente después de morir y renacer tantas veces. Del desmadre como forma de vida. De la propia Extremadura, desde la que voló a Barcelona y Bilbao de la mano del imprescindible Uoho. Del encasillamiento en el rock urbano, en el rock duro, en la roca de Pedrá o en cualquier otra tontería.

Treintaitantos años después, le quedaba un último arreón para completar el trabajo: el acta de defunción de Extremoduro, firmada de buen rollo entre los cuatro miembros que le daban alma desde el 2001. Nuestro hombre se despide de Iñaki Antón, Uoho, su arquitecto musical, del resto de la tropa y del grupo que él mismo creó e hizo crecer hasta convertirlo en una absoluta referencia del rock, o de lo que sea, en castellano. Libertad para todos. Para él, que puede volar solo, sin etiquetas, como ya lleva haciendo un tiempo. Y libertad para los otros tres habitantes de Extremoduro, dedicados a tiempo completo a Inconscientes, su proyecto de rock con enjundia. Ruptura honesta. Hay complicidad, pero ya no tanta. Así que, cada uno a lo suyo.

Cada uno tendrá su opinión, pero estos son cuatro de los discos que, solo tal vez, podrían ser importantes para comprender todo lo anterior.

Tú En Tu Casa, Nosotros En La Hoguera (1989) / Rock Transgresivo (1994)

El debut de Extremoduro tiene dos vidas. La primera, en 1989, con lo que, seamos sinceros, fue un disco con un sonido de mierda. En la contraportada, la mirada de tres fulanos malencarados deja claro que con la actitud, pocas bromas. Música que sale de las tripas, sucia y liberadora. Imprescindible Jesucristo García, que le da la vuelta al calcetín. Aunque, probablemente, es Tú En Tu Casa, Nosotros En La Hoguera, la canción que da nombre al álbum, la que mejor resume quiénes son estos tipos. El trabajo renace en 1994, de la mano de Iñaki Antón, Uoho, el guitarra de Platero y Tú, que mete mano en la producción y pule aquel sonido bastardo hasta hacerlo brillar. Retomando, además, el nombre original de la maqueta que le dio origen: Rock Transgresivo.

Agila (1996)

El punto de inflexión. Con Uoho a la producción (ya no se apartará de la mesa de grabación y acabará convirtiéndose en el cómplice ideal del de Plasencia sobre el escenario y a la hora de componer), Extremoduro da un paso de gigante y arrasa en todos los sentidos. Para el recuerdo quedará So Payaso, tremendo himno, un tema como Buscando Una Luna o el cierre, Sucede, sostenido por unas guitarras cabeceantes. 

Yo, Minoría Absoluta (2002)

El primer disco con la formación definitiva de la banda (Robe, Uoho, Colina y Cantera) es, también, el último antes de la caída de Robe en el pozo vacío de la sequía creativa. Cinco años sin poder componer un verso que tuvieron, como prólogo, este trabajo, tal vez caracterizado por un retorno a la sencillez. Está cargado de temas que te resuenan en el pecho. Stand Bay, Por La Vereda De La Puerta de Atrás o la agresiva Puta, por poner algunos ejemplos.

Para Todos Los Públicos (2013)

La despedida. La banda hace un poco lo que le da la gana y resume el camino recorrido hasta entonces. Grande la entrada, con Locura Transitoria, un medio tiempo que da paso a un largo ejercicio en el que los cuatro se ponen a gusto con sus muchas referencias. Musicalmente irreprochable, con la lírica del sudor entre telarañas del Robe perfectamente entonada. Para gustos. Después de una gira multitudinaria, los cuatro echaron la banda a dormir un sueño del que, por lo visto, Extremoduro ya no despertará.