Xosé Manuel Villanueva: «Me gusta la literatura que permite al lector indagar su propia experiencia»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Xosé Manuel Villanueva explica que en el libro hay personajes que tienen un trasunto real
Xosé Manuel Villanueva explica que en el libro hay personajes que tienen un trasunto real XOÁN A. SOLER

El autor lugués reunió en solo un volumen los libros de la trilogía novelística «Oriente, occidente», que empezó a publicar en el año 2000

29 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Oriente, occidente (Páginas de Zahorí) reúne la trilogía que Xosé Manuel Villanueva (Lugo, 1959) fue publicando desde el año 2000, las novelas Adiós, India, adiós y Legado para el olvido, además del cuento San Jorge, el dragón y la princesa. El volumen se presenta este viernes en Santiago (19.30 horas, librería Cronopios). Además del autor, participará el académico Darío Villanueva, que redactó el prólogo. 

-¿Qué le llevó a unificar en un solo volumen la trilogía?

-Aunque se han ido desarrollando y escribiendo a lo largo de un tiempo demorado porque ya la primera obra fue publicada hace casi veinte años, respondían desde el principio a un plan unificado. Ahora, era el momento adecuado para poder hacer una impresión y una edición conjunta, que es lo que le da pleno sentido a la arquitectura con la que estaba concebida la trilogía.

-En el prólogo, Darío Villanueva destaca el «testimonio generacional» que suponen las dos novelas, que se articulan en torno a un joven, José Ramil Guyatt, que desertó del Ejército en el año 1981.

-El tipo de literatura que hago tiene una conexión directa con la vida con la que te relacionas, de la que tienes información y has participado en ella, por eso tiene un componente generacional en el sentido de que bebes de tu propia historia, no en el sentido biográfico; cuentas aquello que has conocido. La obra no pretende ser una crónica generacional, sino que son unas historias en relación con un conjunto de personajes; pero como lo fundamental no es la trama, sino la forma en la que los personajes se relacionan entre sí y el mundo personal que tienen, toca en esa generación porque es la que yo viví. Podía haber sido cualquier otra, no responde a ninguna voluntad de crónica. Cualquier escritor trabaja con aquel material que tiene próximo, que ha vivido, que es donde está la riqueza, a mi juicio, de la expresión literaria que a mí me interesa. Por esa razón coincide con el lapso temporal que yo viví.

-Eso engarza con que tres protagonistas se hayan conocido en Santiago estudiando Filoloxía...

-Sí, hay personajes que tienen un trasunto de alguna gente que es real, aunque no es un retrato de nadie concreto. El universo que está contado está relacionado con elementos de la realidad.

-Hay muchos elementos entrelazados en la novela. Porque «San Jorge, el dragón y la princesa» era inicialmente el cuadro que le interesaba a uno de los protagonistas, Paco, después el título de libro de José y, finalmente, es el cuento de la trilogía.

-Me gusta toda la literatura, pero la que me interesa escribir, la que más gratificación me produce, es la que trata de contarte algo y que, en el fondo, le permite al lector indagar su propia experiencia e incorporar su bagaje personal a lo que le cuenta el escritor, de tal manera que le hace evocar, sentir, imaginar, pensar y vivir cosas que le conectan con él mismo. Para eso, la forma es esencial. Un aspecto fundamental de la forma literaria es, precisamente, la elaboración, la motivación de temas, imágenes y la secuenciación a lo largo del texto de cosas que te están retrotrayendo y haciendo rememorar partes que ya has vivido. Entonces, es verdad que el libro de San Jorge, el dragón y la princesa nace de algo que está muy presente en toda la obra. Tiene una importancia no solamente formal, sino material y profunda en la arquitectura de la trilogía.

«Subsistirá la novela que más se aleje de lo audiovisual»

La editorial Páginas de Zahorí, impulsada por Xosé Manuel Villanueva, considera un factor clave que la novela transforme al lector, entendiendo esto como enriquecimiento personal. El escritor lugués otorga un papel clave al lector. «Cuando coges una novela tienes que tener la actitud de querer leerla con atención. Si tú no te entregas al texto con concentración, no te va a devolver nada», advierte.

-En esta sociedad marcada por un ritmo de vértigo, ¿quedan muchos lectores dispuestos a eso?

-Es verdad que la literatura que se lee de manera masiva responde al patrón más de consumo, de entretenimiento. Sin embargo, a mi juicio, hoy lee más gente de la que ha leído nunca. El tema es que la literatura requiere también biodiversidad. No puedo pretender con el tipo de literatura que hago ser un best-seller, sería incoherente. Es como si alguien que hace música barroca quiere competir con Rosalía. Pero sí que hay un público que quiere tener acceso a la literatura de este otro tipo, el problema es llegar a él o que haya cauces para que esa literatura pueda existir y expresarse. Los circuitos de distribución hoy responden solamente al patrón de la literatura de consumo. Hay editoriales que tratan de subsistir con una literatura más cualitativa, pero la distribución sigue funcionando igual. Esto dificulta que haya un circuito normalizado que respete la biodiversidad.

-Entonces, tiene fe en el lector...

-Estoy plenamente convencido de que hoy es un momento óptimo para la lectura. Cosa distinta es que la gente joven mantenga esa voluntad de leer cuando pasen años. A mi juicio, la literatura que va a subsistir más es aquella que se aleje de la experiencia que tú puedes tener por el medio audiovisual. Si una novela la puedes convertir en una película fácilmente es que probablemente estés ayudando a reforzar el papel de lo audiovisual; sin embargo, aquella novela que resulta una experiencia literaria en sí, irreductible a una conversión fácil al soporte audiovisual, es lo que está enriqueciendo más la experiencia del lector.