Andrés Suárez: «Para mí un concierto acústico es la verdad musical en toda su esencia»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

ANDRÉS SUÁREZ
ANDRÉS SUÁREZ SANDRA ALONSO

El músico ferrolano se encuentra en un momento de tránsito hacia su siguiente disco, pero sigue dando conciertos

26 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

De tocar para una decena de personas en el Fonte Sequelo de Santiago a llenar el WiZink Center de Madrid. Así se puede resumir en números la prodigiosa carrera de Andrés Suárez (Ferrol, 1983). Pero en su caso, resulta imposible. Hay demasiada pasión en su manera de hablar como para reducir su música a una fría cuestión de cifras. El 8 de noviembre estará en Santiago (San Francisco Hotel Monumento, 21.00 horas, 20/23 euros) en uno de los conciertos del ciclo Momentos Alhambra Acustiquísimos.

-¿Un acústico es un concierto sin electricidad o algo más?

-Cuando hablamos de acústico hablamos de cercanía, de proximidad y de realidad. Tú ahora escuchas un disco y todo está afinado, comprimido y es absolutamente perfecto. Una utopía musical que es mentira. La música tiene que estar por momentos desafinada. Tu voz, ronca. Para mí un acústico es eso: reproducir la música con su mayor emoción. Sea como sea. Cantar a centímetros de la gente, tan de verdad, con mínimos elementos, me parece maravilloso y necesario.

-Muy diferente a tocar en un pabellón para 12.000 personas.

-Están muy bien los grandes aforos. No sabes cómo agradezco que se vendan entradas de esos sitios. ¡Bendita suerte! Pero cuando hay poquita gente y puedes casi tocar al que está delante es otra cosa. Me vienen a la cabeza los conciertos de Libertad 8 en Madrid, cuando me dieron la oportunidad. Éramos 15. O en el Fonte Sequelo, cuando éramos diez. A esos les cantas una canción de Silvio, Pablo, Sabina o Serrat y te oyen hasta cuando tomas aire. Para mí un concierto acústico es la verdad musical en toda su esencia.

-¿Qué artistas le inspiraban cuando tocaba en aquellos bares?

-Pues los mismos que ahora. Mis gustos, aunque crecen, siguen siendo bien parecidos. Crecí con Franco Battiato, Juan Luis Guerra, Extremoduro, Serrat, Sabina, Milanés... Mi padre me ponía a Milladoiro y Antonio Vega. Crecí con las cintas que me ponía en el coche, entre Ferrol y Pantín. Son 24 kilómetros en los que sonaba toda esa música. Es muy importante el aprendizaje escuchando música muy diversa. Yo no creo en la gente que escucha jazz y nada más que jazz. O los que escuchan canción se autor y solo canción de autor. ¡Qué rollo! Si no indagas un poco más estás perdido. Luego tuve la suerte de estar con maestros con los que no había ni soñado estar, como Iván Ferreiro, Javier Ruibal, Pablo Milanés, Víctor Manuel o Serrat. Me acunaron, creyeron en mí y eso lo tengo muy presente. Por eso cuando alguien me pide que le eche una mano recuerdo a toda esa gente que creyó en mí

-En esos viajes en coche había una canción muy especial.

-Sí, Visa para un sueño de Juan Luis Guerra. Me marcó muchísimo. También su disco Areito, que fue el nombre que le pusimos mi padre y yo a nuestra primera piragua. En una canción decía: «Por remar junto a mi padre soy verdad». Lo mantengo. Con él crecí en el mar, oyendo buenas canciones y remando juntos. Sonaba Juan Luis Guerra, era un maestro. Vivimos unos tiempos complicados, en los que la gente no se detiene en los maestros.

-¿A qué se refiere?

-A la fugacidad de las cosas. El otro día en el Libertad 8 hablé con un chaval de 14 años que soñaba con ser cantautor. Ese chico, sin embargo, no sabía quién era Aute. Hizo que me fuera a casa llorando, emocionado, pensando en los tiempos tan horribles que vivimos. Si nos olvidamos de los maestros ¿a dónde vamos a ir? Si vas a ser cantautor tienes que estudiar la obra de Silvio, de Pablo, de Sabina... porque son los maestros. Luego, el resto llega. Por eso trato de reivindicarlos y hablar mucho de ellos.

-Ayer salía «Immersion», el disco de Guadi Galego donde usted canta con ella «Recociéndome».

-¡Es maravillosa! Soy muy fan de ella. Encima, yo soy un ferrolano de Pantín y ella de Cedeira. Hemos estado una vida entera viviendo a pocos kilómetros sin saberlo. Esa canción me flipó. Es uno de esos temas que uno desearía haber escrito pero no tuve ese momento de talento, talante, suerte, meiga o como quieras llamarlo para hacerla. La escuché hace años en la radio y me emocionó profundamente. Cuando vi que estaba disponible, le pedí por favor que me la dejase cantar.

-¿Le gustan las colaboraciones?

-Social y culturalmente estamos en el momento de unirnos. La música es unión y no competición, pese a que tratan de hacernos creer en ocasiones que esto es una especie de carrera de a ver quién gana. Lo único que le reprocho a estos nuevos programas televisivos es eso: parece que yo gano contra tu voz. Eso es estúpido. La música es colegueo, compadreo, bar, abrazo y unión. O, al menos, así la entiendo yo. Por fin mogollón de colegas se juntan en bares para crear, sin importar las ideologías y los estilos. A mí me da igual que hagan rap, jazz, folk o lo que sea.

-También ha estado con Sabela, la que fue concursante de «OT». ¿Qué grabó con ella?

-Tuve la suerte de escribir una canción a medias con ella. Me parece maravilloso componer con otras personas. Todos los que amamos la palabra tenemos tics, dejes y manías. Vas de una sílaba a otra casi por inercia. De pronto, quedas con gente y alguien dice que no, que en lugar de ir del sol al re te dice que vayas del sol al fa. Con Sabela ocurrió eso. Me lo pasé increíble componiendo con ella un tema que creo que estará en su próximo epé.

-A principios de este año hablaba de un futuro disco con «menos peso eléctrico». ¿Cómo marcha?

-Estamos en ello, pero aprendí a parar No sabes lo bien que me hizo. Me costaba mucho decir no. Haces una gira de 80 o 90 conciertos y te metes en un estudio de grabación. Es la inercia. Todo el mundo lo hacer y sientes que tienes que seguir. Eso es un error absoluto. Seguramente, cuando dije eso pensaba en sacar el disco de manera inmediata y hoy te digo que lo sacaré cuando esté. Creo que es muy importante aprender a parar. Yo ahora no puedo grabar un disco tras una gira de 100 conciertos como si no pasa nada. De hacerlo así saldría un mal disco, lo creo sinceramente.