Olga Tokarczuk: la niña que creció en una biblioteca y ahora es nobel

Xesús Fraga
X. Fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Olga Tokarczuk
Olga Tokarczuk GUILLAUME HORCAJUELO | Efe

La escritora polaca, de 57 años, se vale de diversos géneros para escribir sobre paisajes, fronteras y personajes que desafían las convenciones

10 oct 2019 . Actualizado a las 18:12 h.

Olga Tokarczuk creció, en buena medida, en la biblioteca escolar que atendía su padre. Hija de maestros, la pequeña desarrolló en su infancia una pasión lectora indiscriminada sobre la que, ya como autora, ha construido una obra que transita por las fronteras de los géneros igual que los personajes de sus historias.

Nacida en 1962 en la localidad polaca de Sulechów, Tokarczuk estudió Psicología en la Universidad de Varsovia y poco después, en 1993, debutó como escritora. Lo hizo con una saga familiar que ya establecía su gusto por lo fronterizo: en la España y la Francia del siglo XVII se desarrolla la búsqueda de un misterioso libro en los Pirineos. El viaje de los hombres del Libro fue premiado como el mejor debut en Polonia aquel año, pero tuvo que esperar a su tercera obra, En un lugar llamado antaño, a establecerse en el panorama literario de su país. En esta ocasión también se valía del formato de la saga familiar, pero centrada en la historia polaca: la caída del comunismo había propiciado una nueva forma de escribir y de mirar hacia el pasado. Tokarczuk recorre el siglo XX polaco tratando de imaginar modos renovados de abordar la conciencia nacional.

Fronteras y mapas

Si alguien se interesa por las fronteras, es inevitable que también le apasionen los mapas. Así ocurre con la premio Nobel 2018. Un ejemplo elocuente de ello es Los errantes, cuya publicación en castellano ha anunciado Anagrama este mismo jueves. Mapas y dibujos de viajes errantes llevan al lector a los personajes que dan el título al libro, una antigua secta rusa cuyos miembros creen que el movimiento continuo aleja lo maligno. El tránsito físico se eleva aquí a una condición casi metafísica. «Una novela única, ligera y honda a la vez, que indaga en las posibilidades del género para hablar sobre el cuerpo, el mundo y las estrategias siempre insuficientes con que intentamos cartografiarlos», según avanza el sello.

No será la única obra disponible de Tokarczuk para el lector en español. En el 2016 Siruela publicó Sobre los huesos de los muertos, cuya protagonista es, significativamente, una ingeniera de caminos. Su trabajo la lleva a una región montañosa de Polonia que se ve alterada por una serie de asesinatos de cazadores furtivos, crímenes que la ingeniera, aficionada a la astrología y defensora de los animales, tratará de resolver por su cuenta, enfrentándose a una sociedad patriarcal. Tokarczuk «utiliza el molde de la novela negra para contar una historia con un marcado sentido ecologista, impregnando cada página de un enorme respeto y amor por todo lo vivo», según su editora, Ofelia Grande. Esa defensa de la libertad individual, la reivindicación de un papel femenino independiente y un subtexto ecologista -la escritora milita en Los Verdes- caracteriza también la obra de Tokarczuk.

Su obra ha alcanzado este jueves el reconocimiento máximo al que puede aspirar un autor, aunque en los últimos años había empezado a ganar difusión y galardones. «Estaba tan sorprendida. Aún lo estoy -dijo este jueves-. No puedo encontrar las palabras justas para expresarlo. Es muy nuevo para mí. Hay cientos de llamadas de teléfono, y mensajes, me gustaría llegar a un lugar tranquilo, un hotel o algo así, para tomarme el tiempo para reaccionar». Los errantes ganó el año pasado el Man Booker International, mientras que Los libros de Jacob se llevó el premio Nike en el 2015. Los críticos consideran este libro el principal acontecimiento en la trayectoria de la escritora, que regresa de nuevo al territorio de la ficción histórica. Durante más de un millar de páginas examina una historia en torno a Jacob Frank, el líder de una secta del siglo XVIII cuyos fieles consideran un nuevo mesías. Un dirigente cuyas múltiples facetas retratan el interés de Tokarczuk por lo múltiple, los límites y lo fronterizo, características volátiles que la escritora aprehende y fija gracias a la novela.