A Coruña acoge por primera vez en España las instantáneas del maestro que cambió la fotografía de moda y retrató a divas del cine
10 oct 2019 . Actualizado a las 18:20 h.«¡No tenemos tiempo para ver tantas fotos!», exclama Terence Pepper. En la era de Instagram, el comisario de la exposición Norman Parkinson: siempre con estilo -en la Fundación Barrié de A Coruña desde este jueves 10 de octubre hasta el 19 de enero- confiesa que la obsesión por retratarnos en las redes sociales, que él comparte, apabulla. Nadie más acertado para dictar la sentencia. Durante más de 40 años fue el comisario de un templo de la imagen, la National Portrait Gallery de Londres. Su último encargo es esta muestra sobre un antiguo «amigo» del que trae en primicia a España 80 de sus instantáneas más icónicas.
«De esta estoy especialmente orgulloso. La encontré en el garaje de Parkinson», dice frente al Empire State que el fotógrafo británico capturó a lo lejos con unas modelos, en primer plano, ataviadas con gorros de terciopelo y charlando desde el edificio Condé Nast en Nueva York.
Jovencísima Audrey
Una jovencísima Audrey Hepburn, vestida de Givenchy, posa ante el objetivo rodeada de una buganvilla en el Londres de 1955. «Esta foto era totalmente desconocida hasta el 2015, cuando comisioné una exposición sobre la actriz en Londres y la recuperé. Hay otra más. Fotos perdidas en el archivo de Parkinson que en poco tiempo se han hecho muy populares. Disfruto haciendo esto, es un honor y mi misión», destaca.
En un inglés extremadamente londinense, Pepper quiere detenerse en la trastienda de las imágenes de un autor que sitúa en el «top 10 internacional de la fotografía de moda». El comisario se para ante cada una de sus piezas favoritas de Parkinson: todas.
El recorrido por la muestra es un paseo por la moda femenina que abarca cinco decenios. Los 56 años que Ronald William Parkinson (Londres, 1913- Singapur, 1990) estuvo en activo, desde que abrió su primer estudio en Piccadilly, en 1934, hasta su muerte, durante una sesión en Asia. Pero, además del salto de la moda austera que sobrevino a la Segunda Guerra Mundial al New Look del Dior de los 50, la cultura swing de los 60 o la fiebre disco de los 70 y 80, las imágenes son un viaje por el globo terráqueo.
«Mis mujeres saltan»
«El mundo es mi estudio», afirmó el retratista inglés. Fue un pionero con su «realismo de acción». Sacó a las modelos del estudio y las llevó por parajes exóticos o en helicóptero, para presentar la semana de la moda de París. Las hizo asomarse a las cataratas Victoria, en Sudáfrica, «sentarse con un obrero en un pub o jugar con estos niños en la fiesta de San Patrick, en Dublín. Es una foto muy real», dice Pepper ante una de las obras. «Todas las chicas tenían las rodillas juntas. No conozco a ninguna mujer que viva así. Mis mujeres corren y saltan muros», llegó a decir Parkinson, en alusión a las fotos de su predecesor, Cecil Beaton.
Muchos lo copiaron. «Marcó unas pautas», prefiere valorar Pepper. Algo que no deja de ser «adulador», añade. «Las fotos de Parkinson tienen una vida más larga que la moda, que es más efímera», opina. «Es la vida social, ¡y alrededor del mundo!», resalta a continuación.
Las favoritas de Terence Pepper, con todo, no son las fotos con las modelos -Parkinson descubrió a Celia Hammond, Twiggy, Nena von Schlebrügge (la madre de Uma Thurman), Iman o Jerry Hall y tuvo en su mujer, Wenda, a su musa-, sino los retratos. «Un trabajo entre dos», define el comisario, para conseguir «miradas cómplices». Parkinson lo hizo con políticos o estrellas como Elizabeth Taylor, Gregory Peck, Ava Gardner, Katharine Hepburn, los Beatles, Naty Abascal o la reina Sofía. «Con esta foto de Mick Jagger y Jerry Hall pagó una fiesta», desvela Pepper. Hay otras intrahistorias, como la amistad con una de las modelos «que no puede desvelar», sonríe.
«Los fotógrafos de moda no eran tomados en serio. Muchos abandonaron cuando tenían que comprar los carretes. Ahora generan más interés, son mainstream». Parkinson trabajó con Vogue, Harper’s Bazaar, Queen o Town&Coutry. Fue un superviviente que resistió a las modas de su gremio. «Era un experto adaptándose», define Pepper. De vivir hoy, «no tendría tiempo para Instagram, pero posiblemente contrataría a gente para ayudarlo con eso», concluye bromeando Pepper.