Bernabé Mohedano: «En mi novela hay amor, guerra, traición y un protagonista apasionante»

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

Rescata en «El señor de Bobastro» la historia de Omar ibn Hafsún, el rebelde hispano que desafió a los omeyas

07 oct 2019 . Actualizado a las 08:38 h.

Bernabé Mohedano Cuadrado (Madrid, 1979) ha dedicado cinco años de trabajo, entre una exhaustiva labor de documentación y la propia escritura, a su primera novela, El señor de Bobastro (La Esfera de los Libros). El autor dio con un personaje histórico tan atractivo como desconocido, Omar ibn Hafsún -un rebelde hispano de la segunda mitad del siglo IX y comienzos del X, que desafió el poder de los omeyas del califato de Córdoba-, y vio que ahí había una novela. En sus páginas recrea escenarios como la Córdoba del emirato, el boato de Bizancio, la Oviedo de Alfonso III el Magno, los inicios de la Reconquista o la construcción de la propia Bobastro.

-¿Qué se va a encontrar el lector que lea su novela?

-Una novela histórica clásica, con sus ingredientes tradicionales, amor, guerra, violencia, traición o costumbrismo, sobre una época oscura y desconocida de España, acerca de la que hay poco escrito. Una novela intensa, vibrante con un protagonista histórico relevante y apasionante, pero olvidado.

-¿Por qué ha sido tan olvidado?

-Creo que hay una tendencia a buscar a nuestros héroes en reinos cristianos porque nos sentimos más herederos de esa España. El hecho de que Omar ibn Hafsún suena a árabe -y no deja de ser un perdedor que no llegó a nada y justo después de él llegó Abderramán III, que supone el esplendor de la Córdoba califal- ha hecho que caiga en el olvido. Pero no deja de ser un Viriato, que encabezó una revuelta de los lusitanos contra Roma y, sin embargo, es muy conocido. Al final la historia tiene tantos personajes que no todos alcanzan el estrellato.

-Estuvo a punto de derrotar a los omeyas.

-Estuvo batallando durante unos 40 años contra los omeyas, no solo con sus propias fuerzas sino aglutinando a otros señores locales. Hubo una batalla, la de Epagro, que de haberla ganado habría significado el final del emir Muhammad, que era el abuelo de Abderramán III, y muy probablemente la conquista, por parte de Omar, de Córdoba, que mantuvo sitiada. La paradoja es que tenía más soldados que los omeyas, pero estos formaban un ejército muy profesionalizado, en cambio el suyo era un ejército popular, cuyos hombres no tenían ni la actitud ni el conocimiento ni la capacidad, y eran más anárquicos. Esto les hizo perder la batalla decisiva.

-Su Alfonso, que es quien cuenta la historia, está basado en un personaje real.

-Efectivamente, Alfonso existió y fue el principal lugarteniente de Omar. Hispanizo su nombre, que era Hafs al-Marra. Cuento sus enfrentamientos con Omar, cómo encabeza algunas batallas. Se sabe mucho menos de él, sobre su procedencia y su familia, y eso permite historiar su vida, de hecho propongo que fuera hijo de un gallego, de Tui, emigrado al sur junto a las tropas de Gastón del Bierzo. Durante el libro va adquiriendo un protagonismo hasta eclipsar incluso al propio Omar.

-En la novela juega con la realidad y la ficción.

-En unas notas al final de la novela lo indico. Está basada en datos históricos contrastados, las batallas, los personajes, etcétera, pero coge cierto vuelo para convertirse, sobre todo con la vida de Alfonso, en una novela de aventuras y de viajes, todo enmarcado en el Mediterráneo de la época. Pero también lo que se cuenta en esta parte de la novela está basado en datos históricos.

-¿Cómo se documentó?

-Mi ambición ha sido que la novela resultara históricamente verosímil, algo imposible sin acudir a los libros y estudios sobre Omar y su capital, Bobastro. Para la parte de Omar he tirado fundamentalmente de dos grandes fuentes, que son Virgilio Martínez Enamorado y Francisco Ortiz Lozano. Cada nuevo tema suponía un reto de documentación, la ropa, las armas, las ciudades de la época, y lo que he hecho ha sido consultar tesis doctorales, texto académicos. Afortunadamente hay muchísima información a golpe de clic y lo que hay que hacer es discriminar en función de la fuente. He encontrado bases documentales muy rigurosas.

«Nos estamos dando cuenta de la riqueza de nuestra historia»

El escritor Bernabé Mohedano ha desarrollado su carrera profesional vinculado al mundo de la comunicación en distintos ámbitos empresariales. Desde hace más de diez años trabaja como directivo internacional en el banco Santander. Lo que compatibiliza con lo que denomina su «pasión» por la literatura. Ya está pensando en su segunda novela, que también será histórica pero «de una época totalmente distinta». Asegura que está en una primera fase de «descubrir un personaje, investigar sobre él y ver si tiene la suficiente enjundia como para dedicarle un libro y si yo me veo capaz de hacerlo o no». Para este autor novel, «sería un sueño dedicarse en un futuro a la literatura a tiempo completo», pero es consciente de que se trata de «un mundo muy difícil, y solamente unos pocos privilegiados pueden hacerlo».

-¿Por qué cree que está en auge la novela histórica?

-Porque nos estamos dando cuenta de la riqueza que tiene nuestra historia. En los últimos años, aparte de los temas clásicos, están saliendo a la luz personajes muy interesantes que habían sido olvidados. Prácticamente en cualquier punto que te pongas a investigar descubres nuevas posibilidades. El lector lo está acogiendo bien.

-¿Quiénes son tus maestros literarios?

-Los clásicos. Benito Pérez Galdós para mí es una referencia absoluta, una obra que me he releído tres veces es Guerra y paz, que me parece una cumbre de la novela histórica. Otra novela que me encanta es Sinuhé, el egipcio, de Mika Waltari, que me impactó cuando la leí de joven. Me gusta mucho cómo escribe Chaves Nogales, aunque no sea novela histórica. De los actuales, Santiago Posteguillo, Matilde Asensi, Pérez-Reverte y otros. Pero los clásicos me tocan más.