Dolores Redondo: «Me aterra lo que escribo y me causa pesadillas»

Miguel Lorenci ELIZONDO, NAVARRA / COLPISA

CULTURA

La escritora donostiarra Dolores Redondo posa en el bosque del valle navarro del Baztán, protagonista de su exitosa trilogía de intriga a la que regresa con la precuela «La cara norte del corazón»
La escritora donostiarra Dolores Redondo posa en el bosque del valle navarro del Baztán, protagonista de su exitosa trilogía de intriga a la que regresa con la precuela «La cara norte del corazón» Jesús Diges | EFE

La escritora vasca de raíces gallegas «viaja» a Nueva Orleans tras la catástrofe del huracán Katrina en su novela «La cara norte del corazón», precuela de la exitosa trilogía del Baztán

04 oct 2019 . Actualizado a las 00:46 h.

En el Molino del Infierno, en lo más hondo del valle del Baztán, empezó todo. En ese bosque «tan aterrador como acogedor» la policía Amaia Salazar estuvo perdida durante dieciséis horas cuando tenía 12 años y allí mismo investigó mucho tiempo después crímenes atroces. En este estremecedor paraje temió por su vida, conoció el terror asomándose al abismo y cambió. Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) ha querido atisbar de nuevo el abismo en ese frondoso bosque donde presentó su nueva novela, La cara norte del corazón (Destino). Explora dos infiernos paralelos: el de Amaia, poblado de ancestrales y atávicos demonios, y el de un espeluznante asesino en serie que actúa a en una Nueva Orleans devastada por el huracán Katrina.

«Asomarse al abismo da vértigo, tanto, que tengo pesadillas horribles con mis novelas. A veces me aterra lo que escribo; me empapo de las emociones que narro y vivo», reconoce una escritora a quien le van los retos y que conecta los fantasmas del Baztán con los de los pantanos de Luisiana.

Instalada en la dulzura del éxito tras una fulgurante carrera de solo seis años, con su trilogía del Baztán publicada en medio mundo, el cine rendido a su pies con varias películas en marcha y el premio Planeta en la mochila, baja como Sísifo de nuevo a la base de la montaña para abordar «otras escalada a lo más oscuro del alma humana».

El punto cero de Salazar

Admite Redondo que la palabra precuela es «horrorosa», pero le sirve para explicar qué es La cara norte del corazón. Una ficción «que nos lleva al punto cero de Amaia Salazar», la protagonista de El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta, la trilogía que ha conquistado a más de dos millones de lectores, se ha traducido a cerca de cuarenta lenguas y suma casi doscientas ediciones solo en España.

El relato se remonta al verano del 2005, mucho antes de los terribles crímenes que conmocionaron el Baztán. Con apenas veinticinco años, la entonces subinspectora de la Policía Foral participa en un curso para policías de Europol en la Academia del FBI en Estados Unidos. Lo imparte Aloisius Dupree, jefe de la unidad de investigación, que reconoce pronto el talento de Salazar como cazadora de psicópatas.

El Compositor

La joven policía deberá estudiar en el seminario un caso real, el de un asesino en serie conocido como el Compositor, que actúa siempre en medio de desastres naturales eliminando a familias enteras con un macabro ritual. Será esta vez en el infierno del Katrina, el huracán que asoló la ciudad del jazz y el vudú y de la que Redondo se enamoró sin remedio.

Salazar llega a Nueva Orleans en vísperas de la catástrofe meteorológica para tratar de adelantarse al asesino. Pero una llamada de su tía Engrasi desde Elizondo despertará los peores demonios de su infancia «exponiéndola de nuevo a la cara norte del corazón». Regresará a la madrugada en la que apareció desvanecida a treinta kilómetros del lugar donde se despistó, bajo un chaparrón, «con la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera».

Los ojos del monstruo

«El corazón más noble, el más luminoso y bondadoso, tiene siempre ese lado oscuro, esa cara norte que es la que trato de explorar y escalar en mis novelas», dice la escritora donostiarra. «Si miras a los ojos del monstruo, veras parte de ti», asegura mientras advierte de que la Salazar originaria «es solo una víctima dolosa que nada tiene nada que ver con la valiente, sagaz y decidida e impetuosa que conocemos».

Un asesino en serie con base real

Esta vez su asesino tiene una base muy real: John List, padre modélico y ciudadano ejemplar, luterano devoto, discreto y correcto que aniquila a toda su familia «para salvarlos de la perdición del pecado». Convertido en Martin Lenx, Redondo lo coloca bajo su microscopio narrativo, pero guarda las distancias. «No soy criminalista ni policía. Hago ficción y nunca he querido entrevistarme con uno asesino en serie tipo Hannibal Lecter. No quiero verle o escucharle, no quiero que me convenza de nada ni intente seducirme», apunta.

«Lo más terrible de este asesino es que es un tipo corriente de los que te saludan cada día», explica esta admiradora de Thomas Harris, autor de El silencio de los corderos, y al que rinde «homenaje en cada novela». Sobre su éxito, relativiza: «No hay cumbre. No la he alcanzado y no llegaré nunca. El escalador que se para se queda congelado», dice. Su fórmula es no parar.