No es buena noticia su reaparición en el penúltimo día del festival con Diecisiete. Anclado en sus grandes o pequeñas familias españolas, entiendo que debería conmoverme esta historia de dos hermanos, algo así como un rain man en clave de road-movie cántabra y con perro como epicentro sentimental. No me cansaré de repetir el aviso de un genio en el control de las emociones como Hitchcock: «Nunca ruedes con perros, con niños ni con Charles Laughton». Pero esto de Diecisiete va de buenrollismo -las feel good movies- y las palmas echan humo en este Kursaal que todo lo aplaude, antes y después. Confío en que Sánchez Arévalo vuelva a promocionar embutido.
Se festeja mucho Chicuarotes, horripilante ejercicio de dirección del excelente actor y mejor persona Gael García Bernal. Aunque en su drama suburbial, una secuencia utiliza como gag la violación de uno de los chamacos protagonistas por dos mujeres policía. ¡En el país donde la violencia homicida contra la mujer alcanza ruta de sangre irrespirable desde Ciudad Juárez al Yucatán¡